En
la Escuela de Arquitectura de Valencia, a finales de los años
setenta, nos lo montábamos bastante bien con lo de las tendencias emergentes en la arquitectura del momento. No es
preciso subrayar lo diletantes que éramos.
En
aquellos días nos parecía fácil manejar “el-quien-es-quien” de
la arquitectura contemporánea. Los esquemas eran relativamente
sencillos y hasta se podían ordenar cronológicamente en sentido
vertical y horizontal. Los organicistas por aquí, los racionalistas
por allá, el historicismo por arriba, la tendenza a un lado, los
metabolistas en el otro, el naciente posmodern por abajo, etc., etc.
Como no sabíamos más, nuestros sencillos gráficos nos parecían
claros y ordenados.
Pero
desde entonces, y aceleradamente en los últimos tiempos, la cosa se
ha complicado. Tras el lío del posmodern (del que solo vislumbrábamos
que ya estaba en puertas), del posterior deconstructivismo, de la
arquitectura bloboidale, de la anarquitectura, de neofuncionalismo, de
la dis-arquitectura, del landform y de otras tantas gaitas
posteriores – que ya no se ni nombrarlas - la verdad es que hace
tiempo que uno se pierde con facilidad.
Consulto
al respecto con un colega ilustrado y me dice que es porque ahora
estamos en la transversalidad permanente. Presumo que también en una
perversa diagonalidad y envueltos en un infernal paraboloide que
justifica todo dislate.
Este
desconcierto personal tal vez se deba, así mismo, a la cortedad de
la perspectiva desde la que miro. Añádase a ello la habitual
confusión en que uno vegeta a pesar de tanta revista especializada
(hoy en horas bajas por la dictadura de las redes) y de la mezcolanza
de tantos congresos sobre arquitecturas-nada, de jornadas
avanzadas, de mini-jornadas aún más avanzadas, y de abrumadoras conferencias y mesas de trabajo sobre futilidades
similares. Y todo ello soportando, al tiempo, el agobiante
torpedeo de la multitud de imágenes que aterrizan por la
pantalla del ordenador.
Concluyo, finalmente, que mi general despiste es precisamente por todo ello.
Los Asymptote, Kengo
Kuma, ni-architecs, mad
office, Pei-Zhu,
y tantos otros, revolotean imparablemente sobre mi cabeza en una
confusa sopa de letras y me producen el natural trastorno. Son
tiempos pantanosos y de mudanza en la arquitectura.
Así
que, para ponerme al día y ver si llego a buen puerto en esto de la
arquitectura actual, intento refrescar algunas de las publicaciones
más solventes sobre el tema .
Y como no se trata de desempolvar los
voluminosos tratados y mamotretos de historiadores y demás críticos
al uso, buceo ahora a la búsqueda de esquemas gráficos y sintéticos
que, a modo de prontuarios inmediatos, se puedan tener siempre a mano
para una consulta rápida, y así evitar el poner cara de haba
cuando algún vecino progre me dice que pretende hacer su casa en
estilo “normcore” (que en realidad ni el sabe lo que es y lo
habrá leído en alguna revista de esas de hogar y decoración) o
cuando un conocido impertinente me pregunta sobre este o aquel
arquitecto (que también habrá visto en el archdaily ese) y del que
uno no sabe ni de su existencia.
Buscando
estos guiones-chuleta me topo primero con los arboles evolutivos de Charles
Jenks, ciertamente muy conocidos e incluso ya un poco clásicos, (¡como pasa el tiempo!). Así que los aparco de momento.
Reparo,
a continuación, en un diagrama que Alejandro Zaera-Polo y Guillermo
Fernández-Abascal confeccionaron hace pocos años. En su momento fue
como un cubo de agua fría sobre tanta fantasía personal acumulada
pero como me pareció, y me parece, muy solvente y actual ahora lo
rememoro y así de paso recargo las pilas.
LA
BRUJULA POLITICA DE LA ARQUITECTURA GLOBAL
Este
diagrama, al que sus autores denominan brújula, proviene de un
articulo publicado en 2018 como revisión de otro anterior de 1998. O sea, que es muy actual y se advierte, al instante, que sus autores conocen muy bien el tema.
El
axioma de salida de este mapa-brújula, tal como manifiestan sus
autores, es que la arcadia feliz en la que estaban instaladas las
ultimas arquitecturas tecno-paramétricas / globalizadas /
tecno-corporativas, y demás corrientes adláteres de la
posmodernidad mundial se desmoronaron bruscamente, con un antes y un
después, tras el colapso de la etapa capitalista con la crisis del
2008. (Lehman Brother y todo el lio ese de los sistemas
financieros).
Tras esta debacle, la arquitectura paramétrica, como mascaron de proa de la arquitectura estrella y a la cabeza de este
orden reinante, que basaba su proyecto estético en los grandes
edificios de geometrías espectaculares y tecnologías complejas, solo posibles de ser diseñadas y calculadas mediante ordenadores,
quedó entonces barrida y con un encefalograma plano a futuro.
La
tesis, tras el descalabro, es que desde entonces la arquitectura
actual ya no se rige solo por la sucesión de los diversos juegos
linguísticos, o por la dictadura algorítmica en el diseño, con mayor o menor carga teórica si no, y en principal
manera, por la asunción y la vuelta de sus protagonistas a
posiciones más comprometidas políticamente. Posiciones estas
ciertamente olvidadas en las décadas anteriores en la que los
arquitectos, instalados en una falsa asepsia y un cómodo autismo, no
miraban más allá de su propio ombligo y solo de reojo, como referencia,
en el rutilante espejo de los arquitectos estrella.
El
corolario final, tras esta debacle, es que solo las arquitecturas
emergentes, que ya se estaban posicionando como alternativa a la
etapa del tardo-capitalismo, son las que tienen alguna posibilidad de
supervivencia.
En consecuencia, este
mapa-brújula se centra en los trabajos de los estudios de
arquitectura más jóvenes y sensibles que han abandonado las
practicas usuales del parametricismo y sus variantes del posmodern.
Por ello, deliberadamente, en el mapa-brujula se renuncia a
incorporar a los arquitectos mas conocidos y establecidos en los
circuitos anteriores, si bien algunos de estos, los que
olfatearon los nuevos vientos de cambio, se reciclan y siguen presentes en ciertos episodios actuales.
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LA BRUJULA POLITICA DE LA ARQUITECTURA GLOBAL |
Este mapa-brújula es, formalmente, un
diagrama sincrónico y circular y funciona tanto en forma centrifuga
como centrípeta donde las tendencias mas radicales se posicionan en
el borde exterior para hibridarse con las contiguas a medida que se
recorre hacia el centro.