Hoy vamos de anécdotas sobre Frank Lloyd Wright.
La primera se la comenté a mi amigo el arquitecto portugués Joao Antunes y la segunda me la contó el. De ambas hemos aprendido.
Primera anécdota (y muy conocida) :
El Sr. Kaufmann, por la amistad de su hijo con el hijo de Wright, encargó a este el diseño de una casa en una zona muy agreste de Mill Run, Pennsylvania. Transcurrido un tiempo más que razonable sin tener noticias del arquitecto, ni de su casa, le llamó a su estudio una mañana a primera hora.
El Sr. Kaufmann, por la amistad de su hijo con el hijo de Wright, encargó a este el diseño de una casa en una zona muy agreste de Mill Run, Pennsylvania. Transcurrido un tiempo más que razonable sin tener noticias del arquitecto, ni de su casa, le llamó a su estudio una mañana a primera hora.
A los colaboradores y asistentes de Wright les entró el pánico cuando oyeron al propio arquitecto decirle al Sr. Kaufman "que no había ningún problema" porque tenían los planos preparados y que se podían reunir en un par de horas. El pánico se convirtió en terror porque todos sabían que Wright no había dado ninguna instrucción al respecto de la casa y, realmente, no había nada dibujado.
El Sr. Kaufmann era rico e influyente, y como siempre, Wright estaba ahogado por las deudas por lo que el encargo de aquella casa era vital para todos, e incluso, una cuestión de supervivencia para el propio estudio.
Entonces Wright se sentó tranquilamente en su tablero y en un par de horas planteó los diseños básicos de la casa entregándoselos a sus colaboradores para que los desarrollaran y completaran.
Cuando el Sr. Kaufmann llegó, Wright le invitó a comer "para hablar tranquilamente sobre la casa", ganando, así, un poco más tiempo para que se pudiera terminar el trabajo.
Al atardecer los planos estaban finalizados y Wright se los mostró tranquilamente al propietario, el cual quedó gratamente impresionado.
Así fue como nació la Falling Water, la casa que, sin ninguna duda, más repercusión ha tenido en la historia de la arquitectura : en apenas dos horas de resolución. Pero claro, fue así posible porque el arquitecto ya había pensado en ella cientos de veces con anterioridad y tenia en su mente, sin ninguna vacilación, todo el proyecto entero.
Wright fue uno de los maestros de una generación legendaria, que sentó las bases de la nueva arquitectura. Murió a los noventa y dos años, y hasta entonces nunca dejó de proyectar y construir.
Segunda anécdota : Mi amigo Joao estuvo personalmente visitando la casa, en el año 2008, y me contó que quedó sorprendido por la estrechez de los pasillos, de apenas 70 cm., y por la reducida altura libre de suelos a techos.
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© Joao Antunes.2008. |
En relación a esta circunstancia, Joao y yo coincidimos en que esto era una prueba más de la "universalidad" de la arquitectura y del genio de Wright, puesto que la Falling Water servía tanto para los autóctonos de aquellos años, como para los españoles y los portugueses que, tradicionalmente, siempre hemos sido bajitos y escuálidos.
Creo que Joao y yo aun estamos riéndonos de esta peregrina tesis, pero ello no quita el reconocer y admirar la grandeza de la Falling Water y el genio inconmensurable de Wright.
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