El arquitecto impenitente ha
viajado a Venecia para ver la Bienal de Arquitectura 2016.
Ya lo hizo en la
anterior edición del 2014 y entonces quedo defraudado. El mensaje de Rem Koolhaas, comisario de la exposición, era entonces pesimista y decepcionante:
La arquitectura languidecía y se moría lentamente.
El movimiento de modernidad parecía estar agotado y los arquitectos invitados se enrocaban en posiciones bien nostálgicas, bien cínicas. El movimiento moderno, el post-modern, el minimalismo, el deconstructivismo, y todos los demás “ismos” parecían estar exhaustos después de tan largo camino. El futuro era incierto. Y al parecer nadie tenía respuesta a esta cuestión.
El movimiento de modernidad parecía estar agotado y los arquitectos invitados se enrocaban en posiciones bien nostálgicas, bien cínicas. El movimiento moderno, el post-modern, el minimalismo, el deconstructivismo, y todos los demás “ismos” parecían estar exhaustos después de tan largo camino. El futuro era incierto. Y al parecer nadie tenía respuesta a esta cuestión.
Contagiados por este mensaje, las muestras en los
distintos pabellones nacionales también adolecían de ilusión y optimismo.
Incluso hubieron pabellones, como el alemán, que se presentaban desiertos y con
solo un rollo de papel higiénico en la entrada en el que aparecían grafiadas
algunas de las obras “de prestigio” de los últimos años. Todo lo demás era la
nada.
Pero este año las cosas parecen
que van cambiando y que el sol vuelve a salir. Su comisario, Alejandro Aravena y premio Prizker 2016, ha lanzado un mensaje de cierto optimismo y responsabilidad y ha señalado los retos y desafíos a los que la arquitectura debe dar respuesta
de forma que recupere su papel en la sociedad y en la historia : “el ser capaz de partir desde fuera de la
arquitectura, en ese ámbito de problemas
inespecíficos que le pueden importar a la sociedad, y sintetizarlos en clave de
propuesta arquitectónica específica, para ser devuelta a la sociedad y juzgada
por esta".

Aravena reconoce “que si algún poder tiene la arquitectura es el de síntesis, y en eses sentido no hay que tenerle susto a comenzar por diseñar la pregunta e identificar cuantas variables tiene la ecuación. Al hablar de ecuación lo que se explicita son los términos a los cuales deberás responder después. La dificultad, o tal vez la gracia, de la arquitectura es que para esa determinada ecuación no hay una respuesta única. Pero la capacidad de explicitar que es lo que informa la forma del proyecto es el tipo de cuestiones que uno esperaría que aborde la arquitectura. Normalmente lo que hacemos los arquitectos es que, ante la posibilidad de que fuerzas contradictorias hagan que la obra u objeto final no sea todo lo pulcro, desde las reglas de la arquitectura, acomodes la pregunta”.
Aravena nos está indicando que seamos honestos e implacables en preguntarnos
cuales son los problemas reales.
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Pabellon Turkia |
Por ello para Aravena una buena
obra es “aquella capaz de sintetizar un
espectro o capas de variables que parten de cuestiones absolutamente prácticas
y concretas. Al star- architect se le critica por preocuparse de la dimensión
iconica de la arquitectura, respondiendo a lo estrictamente disciplinar, cuando
hay que preocuparse también de los problemas de la gente. Pero si se considera
solo los problemas y abandonas la dimensión artística del proyecto, también estará
incompleto.”
Y así llega a la
cuestion final de que “es la pregunta la que debe ser distinta, no la
respuesta”. Es decir, salir de la especificad del problema a la
inespecifidad de la pregunta.
Esta honestidad y sentido de la
equidad es la que ha llevado Aravena a la Bienal de este año. Y en esa pregunta
matriz figuran los términos como contaminación, congestión, segregación,
inseguridad, sustentabilidad, migraciones, tráfico, deshechos, crimen,
desastres naturales, periferias, calidad de vida etc. Aravena plantea así como
conformar una discusión sobre problemas que, aun no perteneciendo estrictamente
a la arquitectura, con el conocimiento específico
de esta (que es traducir a forma) se puedan organizar una serie de propuestas.
Para responder a estas preguntas
la Bienal 2016 busca compartir casos, herramientas, estrategias y experiencias
de manera que cuando uno vuelva a su lugar
de origen lo haga con más armas y
dimensiones que tal vez no imaginaba
para su caso concreto y local. También el poder anticiparse a ver un problema
ya existente en otros territorios y que, en el de uno, está latente. Todas las
noticias desde los escenarios conflictivos son buenas en su medida. Esto es reportar desde el frente.
La Bienal se ha centrado en no
generar arquitecturas del star-system, ni en obras faraónicas de acero y
cristal. Todo lo contrario. Predomina el lenguaje formal austero, sencillo y
altamente sensible. Las propuestas presentadas que han entendido el mensaje de
Aravena muestran una capacidad de síntesis eficiente a las necesidades de los
clientes, bien sean estas familias en campamentos, comunidades en conflicto,
ciudades arrasadas por desastres naturales, o periferias carentes de recursos. Aravena ha convocado a arquitectos y otros profesionales,
todos comprometidos, a reportar desde el frente y compartir lo que están
haciendo en esa línea.
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Pabellon de Slovenia |
Como señala el profesor Pablo Allard esta Bienal es “la más política de todas”.
Pero no hay que confundirse. No se trata “de
una reivindicación de la arquitectura como una disciplina humanitaria, una
especie de vocación por los pobres y más desposeídos enraizada en valores como
la caridad o la compasión. Por otro lado, si se intenta interpretar la
convocatoria de la Bienal como una emancipación desde la arquitectura en contra
del capitalismo global, como una especie de manifiesto ocupa, sin duda la frustración
y la desorientación será mayor. Nada más lejos del interés de Aravena, cuyo
pragmatismo ante el sentido de urgencia que presentan los desafíos del frente
de batalla no dan tiempo que perder en discursos teóricos refundacionales o
ideologías de salón que se alejan del ámbito de competencia de la arquitectura”.
Según Allard el espíritu de esta Bienal “es volver a situar a la arquitectura como parte de un fenómeno
cultural en la esfera de lo público. Lo más relevante del pensamiento de
Aravena radica en su convencimiento del rol transformador de la disciplina y la
responsabilidad pública del arquitecto, sin por ello abdicar de la belleza como
valor fundamental”.
Con el listado en mano, de las obras más interesantes, el recorrido por la exposición es amplio, diverso y con propuestas donde se pueden apreciar las distintas experiencias que los participantes han afrontado en situaciones de falta de recursos y de oportunidad. En este sentido muchas de las muestras son heroicas.
Con el listado en mano, de las obras más interesantes, el recorrido por la exposición es amplio, diverso y con propuestas donde se pueden apreciar las distintas experiencias que los participantes han afrontado en situaciones de falta de recursos y de oportunidad. En este sentido muchas de las muestras son heroicas.
Allard incide, entre otras, en
las siguientes obras que el Arquitecto Impenitente constata y valora a la luz
de los comentarios que el propio critico expone :
- Las experiencias relativas a la
vida útil y reciclamiento de los materiales. El ejemplo más paradigmático es la
instalación que el propio Aravena plantea en el zaguán de la misma exposición ,
donde a modo de denuncia, recicla las planchas de yeso- cartón y perfiles de
acero que quedaron de la demolición de la Bienal anterior, disponiéndolos como un nuevo revestimiento de paredes y
acabado de cielo-techo generando un ambiente de espiritualidad que imprime un
cierto tono de solemnidad al iniciar el recorrido.
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Zaguan de acceso a la Bienal |
-Obras de entidades y oficinas que
operan en el frente de lo público y que tratan de enfrentar desde la
arquitectura las demandas de mayor equidad o calidad de vida. Es el caso de las
Empresas Publicas de Medellin con su plan de teleféricos y bibliotecas o de Design Work Shop, en Sudáfrica, que convierte un viaducto inacabado en un
mercado popular que revierte las condiciones de inseguridad y violencia
reinantes en la zona y potencia la economía local del barrio.
-El trabajo de Kunle Adeyemi y su
oficina NLE en Nigeria, quien presenta a escala real su solución para escuelas flotantes
para niños de Makokko en Lagos. Se trata de una zona de humedales donde el agua
es el soporte para todo lo existente. Lo patético de esta actuación es que una
vez comenzada la exposición se conoció la noticia del colapso de la escuela
original por falta de mantenimiento y dejadez de las autoridades lo que pone en
evidencia la precariedad del contexto.
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Kunle Adeyemi. Escuelas flotantes. |
-La experiencia del chileno EltonLeniz que busca rescatar a niños vulnerables de contextos urbanos y exponerlos de forma segura
a la naturaleza y al paisaje cordillerano como una experiencia de escape de la
violencia que viven a diario, mediante salas de clases abiertas, pérgolas e
instalaciones sutilmente diseñadas de
manera que ponen en relevancia el paisaje y participan en el proceso de
educación y sanación de los niños.
-El estudio de las ciudades efímeras
presentado por Rahul Mehrotra y el chileno Felipe Vera. Se trata del fenómeno de
la ciudad instantánea de Kumbh Mela, donde cada doce años más de siete millones
de peregrinos se instalan en las riberas del Ganges articulando un asentamiento
temporal con todas las condiciones de infraestructura y seguridad en base a un
sofisticado modelo de gestión y técnicas constructivas basadas en simples bambúes
y lonas.
-Ejemplo de exploraciones tectónicas.
En este sentido es notable la investigación de John Ochsendorf y el BlokResearch Group. Apoyado por la capacidad tecnológica del MIT y la ETH de Zurich
ha logrado desarrollar estructuras autosoportantes de monomateriales que
funcionan solo a compresión, cubriendo grandes luces y minimizando los costos y
tiempos de construcción. Este mismo
grupo colabora con Norman Foster (según Allard tal vez uno de los arquitectos
consagrados que mejor leyó la invitación de Aravena).
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John Ochsendorf y el Blok Research Group |
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John Ochsendorf y el Blok Research Group |
En el caso de Foster se
trata del uso del ladrillo común siguiendo un diseño de paraboloides hiperbólicos
(es evidente la influencia de Gaudi) de fácil construcción y que permite
generar bóvedas de bajo costo y gran resistencia. Estas bóvedas se usaran para
una estrategia de aeropuertos para drones a desplegarse en las más remotas
aldeas africanas. La tesis de Foster es que, ante la carencia de recursos y
conectividad de caminos, el único atajo para que estas comunidades accedan a
medicamentos urgentes o piezas de repuesto será por medio de un servicio de
correo a base de drones. Durante el resto del año el “dronopuerto” albergara
ferias, mercados y otras actividades de la comunidad.
-En la línea anterior cabe
realzar la muestra de Solano Benítez y su Gabinete de Arquitectura que desde
Paraguay desafía los límites de la geometría y la ingeniería estructural con un
delirioso virtuosismo del empleo del ladrillo. Siguiendo la tradición de Eladio Dieste,
pero recuperando el rigor de la mano de obra artesanal, Solano sorprende con
una nave monumental de ladrillos y acero que parece próxima al colapso. Es una
apuesta bella y arriesgada con exposición del proceso de diseño y encofrados
utilizados.
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Solano Benítez.Bovedas de ladrillo. |
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Solano Benítez.Bovedas de ladrillo. |
-Respuestas desde la pertinencia
de la belleza. Es el caso de los levantamientos y representación de edificios exhaustivos
de Renato Rizzi, el cuarto oscuro de Aires Mateu o los viaductos de Carrilho da Graca.
Los pabellones nacionales recogen
estas muestras y otras de difícil explicación. Es el caso del pabellón de
Rusia, que parece no haber entendido nada del mensaje de Aravena, y se han
quedado en una retórica pomposa y nacional- imperialista. También es el caso
del pabellón de Australia, que por ignoradas razones para el visitante, presento
como única solución una piscina cristalina y un entorno de spa-relax. Misterios
de la ciencia.
Otros pabellones, como el de
Finlandia, han hecho un uso políticamente correcto de los problemas de los
refugiados e inmigrantes. Otros, como el de Argentina, no han hecho nada.
El pabellón de España, ganador del León de Oro, muestra la “ruinas” de la arquitectura de excesos del boom económico y su posterior crisis. La precariedad de la recuperación es manifiesta y sus propuestas van en la línea de nuevas prácticas más conscientes y conscientes de la realidad social y económica del país.
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Pabellón de Argentina |
El pabellón de España, ganador del León de Oro, muestra la “ruinas” de la arquitectura de excesos del boom económico y su posterior crisis. La precariedad de la recuperación es manifiesta y sus propuestas van en la línea de nuevas prácticas más conscientes y conscientes de la realidad social y económica del país.
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Pabellón de España |
Cuando se finaliza el recorrido cabe reflexionar sobre la imagen-icono de la misma exposición.
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Imagen-Icono de la Bienal |
Se trata de la foto de la arqueóloga MariaReiche subida sobre una ligera escalera de aluminio en el desierto de Atacama,
de forma de “ampliar su mirada” y reconocer las líneas de Nazca. La arqueóloga no
tenía recursos ni tecnología para estudiar las líneas desde la posición
privilegiada de un avión. Aravena reconoce en la modesta escalera la prueba de que
“no debemos usar las dificultades o
restricciones materiales como excusa para no hacer bien nuestro trabajo”.
Contra la adversidad solo cabe pues el ingenio y la imaginación. Contra el
abandono la persistencia. Contra los desafíos, épica. La arquitectura debe
trabajar en este plano de humildad. Para Aravena hacer bien el trabajo en la
Bienal ha consistido en abrir una discusión respecto de aquellas prácticas que
desde “el frente de combate” están respondiendo con innovación y pertinencia a
los desafíos críticos de nuestra sociedad.
Al marchar de la Bienal el
Arquitecto Impenitente lo hace con una sensación de reconciliación con la
arquitectura y con la vida.
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