APUNTES PARA UNA ARQUITECTURA AUSENTE

APUNTES PARA UNA ARQUITECTURA AUSENTE



Impenitente : Adjetivo. Que persevera en un hábito.
Ausente : Nombre común. Aplicado a personas o cosas. De lo que se ignora si vive todavía o donde está



"Un artista verdadero es alguien que está preocupado por muy pocas cosas."
Aldo Rossi


"No habrá otro edificio"
Louis Kahn


jueves, 18 de noviembre de 2021

AUGE Y CAIDA DE LA ARQUITECTURA RACIONALISTA




Entre los estudiantes que deambulábamos por la Escuela de Arquitectura de Valencia, a mediados de los años setenta, era creencia generalizada que la arquitectura racionalista se mantenía en plena vigencia y gozaba de muy buena salud.

También parecía que las opiniones del profesorado, entonces existente, eran muy similares al respecto.

En nuestro limitado y parcial conocimiento los héroes del momento seguían siendo aquellos legendarios arquitectos racionalistas europeos del primer tercio del siglo XX que habían arrinconado los caducos historicismos y eclecticismos anteriores y que nos mostraron los nuevos caminos hacia la modernidad.

Nuestros excelsos campeones de aquellas míticas y primeras generaciónes eran, naturalmente, Walter Gropius, Mies Van de Rohe, y Le Corbusier. Y, por supuesto, Frank Lloyd Wright. (A Wright lo teníamos que añadir en todas las listas, y siempre a la cabeza aunque no era europeo ni racionalista, porque todos sabíamos, desde el primer instante, que era el verdadero maestro).

La arquitectura racionalista, según aseguraban sus propios manifiestos en clave trascendente, nos proporcionaría su infalible contribución en la formación de una sociedad más feliz para el nuevo hombre del siglo XX. No nos importaba demasiado que esta modernidad negara la historia y la tradición porque pronto nos dimos cuenta que esto era más bien una pose y, generalmente, solo de boquilla. Con la proclamación de la universalidad de sus formas y del ideal de su internacionalidad nos bastaba.

En nuestro sencillo esquema teórico y juvenil de la idea de la arquitectura contemporánea que entonces teníamos, este organigrama nos cuadraba bastante bien por lo que, en aquellos tiempos, estábamos inocentemente satisfechos y contentos.

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Como bien sabemos, el movimiento racionalista en la arquitectura alcanzó su visibilidad internacional en 1927 con motivo de la Siedlungen Weissen, en Stutgartt, exposición de una colonia de viviendas aisladas y en bloque auspiciada por el Deutcher Werkbund y capitaneada por el mismo Mies Van de Rohe. Se evidenció, así entonces, la existencia de esta nueva escuela que ofrecía una alternativa de arquitectura moderna, madura y de gran homogeneidad en sus principios teóricos y en sus resultados formales.


SIEDLUNGEN WEISSEN.STUTTGART. 1927
                                              




SIEDLUNGEN WEISSEN.STUTTGART. 1927
                                           



 VIVIENDAS EN HILERA PROYECTADAS POR J. P. OUD
SIEDLUNGEN WEISSEN. STUTTGART.1927

                                   

  VIVIENDA PROYECTADA POR HANS SCHAROUN 
                      SIEDLUNGEN WEISSEN. STUTTGART.1927.
                                         

Con todo, el espectacular despegue del racionalismo se produjo tras la exposición, en el MOMA de Nueva York en 1932, organizada por Philip Johnson y Henry-Russell Hictcook con el ampuloso título de “Modern Architecture : International Exhibition” y en la que se mostraban los logros ya obtenidos por este nuevo estilo. Siguiendo la dirección señalada por Walter Gropius, en su libro “Internationale Architectur”, el director del museo  Alfred H. Barr  aplicó a esta nueva arquitectura el rótulo estilístico de "Estilo Internacional" y del cual ya no ha podido desprenderse.

También Le Corbusier, siempre presente en todos estos guisos y en una pirueta más semántica que real, propuso a Alberto Sartoris el cambio del título de su inminente libro, en el que también se publicitaba este movimiento y que originalmente debía llamarse “Arquitectura Razionale”, por el de “Elementos de la Arquitectura Funcional”, con lo que el término “funcionalismo” quedó, de facto, añadido a todo este magma.

Finalmente, y en un sentido más amplio, algunos historiadores y críticos integraron en esta corriente las figuras pioneras de las denominadas vanguardias europeas y, entre ellas, los protorracionalistas, la arquitectura de la Seccesion Austriaca e, incluso, las tendencias que venían de los últimos coletazos del expresionismo alemán y del neoplasticismo holandés. Todo este legado de principios del Siglo XX quedó entonces bautizado para la historiografía de la arquitectura como el Movimiento Moderno.


MODERN ARCHITECTURE : INTERNATIONAL EXHIBITION. 
CATALOGO  MOMA . NUEVA YORK.1932



   MODERN ARCHITECTURE : INTERNATIONAL EXHIBITION. 1932. MOMA. NUEVA YORK.


En la implantación de esta arquitectura racionalista ayudó en gran medida, además de sus propios valores, la inevitable urgencia en reconstruir las ciudades devastadas por las dos grandes guerras (fundamentalmente tras la Segunda Guerra Mundial) y dada la supuesta economía y rapidez de sus sistemas de ejecución de los que presumía el movimiento. También cooperó a su ascenso el recién iniciado proceso de descolonización en Africa y en Asia, donde los nuevos países, necesitados de mayores y modernas infraestructuras de edificios gubernamentales, sociales y de nuevas unidades residenciales de habitación, adoptaron el Estilo Internacional en un intento de equiparar su imagen con lo que se propugnaba entonces como una tendencia verdaderamente moderna.

Así que, obnibulados y en nuestra calidad de hambrientos estudiantes, contemplábamos con suma devoción aquellas míticas obras, tales como la Fagus-Werk de Walter Gropius que transmutaba el concepto de la edificación industrial hasta entonces existente, o su el edificio para la Bauhaus con sus cartesianas vidrieras, sus recorridos preciosos y la forma helicoidal de su planta que sugería el despegue inmediato a los cielos……


FAGUS WERK. ALFELD. 1913. WALTER GROPIUS

BAUHAUS. DESSAU. 1925. WALTER GROPIUS

BAUHAUS. PLANTA 3ª. DESSAU.1925. WALTER GROPIUS


También admirábamos a Le Corbusier, siempre atildado y con esa imagen tan fresca como de recién duchado, por su Unité d´Habitatión  en Marsella o su Ville Savoye en Poissy. Nos sentíamos felices imaginándonos recorrer las "promenades" por sus azoteas y sus cubiertas al sol del mediodía o deleitándonos con sus gráciles pilotis y sus “fenetres en longer”. Y aunque sabíamos que el maestro suizo había tenido un pasado bastante fascista y era un poco veleta (cuando todavía sus seguidores aun le imitaban, él ya había abandonado el funcionalismo y deambulaba por otros caminos plásticos) nos entusiasmaba su innato sentido camaleónico de regeneración artística y su incansable capacidad para impulsar el racionalismo por todo el planeta.


UNITÉ D´HABITATION. MARSELLA . 1957. LE CORBUSIER

VILLE SAVOYE. POISSY. 1931.LE CORBUSIER

Pero con todo, nuestro preferido era Mies Van de Rohe, nuestro Ludwig. De él nos atraía su  talante de "bon vivant" y de ser bastante pillín. Y de como, en medio de sus continuos líos de faldas y de trifulcas con la ricas y caprichosas clientas europeas o americanas, o en sus peligrosas peripecias con los mandamases del nazismo alemán, siempre fue capaz de mantener una perseverante obsesión por la perfección, el orden y la claridad, al abordar sus proyectos y construir edificios tan rotundos, limpios e inmaculados como el  Seagram Building, la casa Farnsworth o los edificios del ITT  en Chicago……


SEAGRAM BUILDING. NUEVA YORK.1958. MIES VAN DE ROHE

CROWN HALL. ITT. CHICAGO. 1956. MIES VAN DE ROHE

Así que esta era nuestra triada favorita. Y, por supuesto, siempre Frank Lloyd Wright. (que, como ya se ha dicho aquí, no era racionalista - (ni casi de este mundo) - y cuya fabulosa peripecia vital y artística, ahora tan conocida y analizada, ha merecido el infinito número de artículos y libros sobre él existentes).

Finalmente, estaba también la legión de arquitectos, y no arquitectos, seguidores de este movimiento y los de la segunda y tercera generación que, con sus aportaciones personales, inundaban el planeta de obras que, todavía hoy, siguen siendo referentes indiscutibles para los amantes de esta arquitectura racional: TerragniLiberaJohannes Pieter OudRichard NeutraRudolf SchindlerAlvar AaltoEliel y Eero SaarinenJosep Lluís Sert, Pier Luigi NerviGio PontiKenzō TangeLúcio CostaOscar Niemeyer….la lista es interminable.

Contemplando tantos y tan grandes maestros, los entonces estudiantes nos comportábamos como niños frente a un escaparate repleto de golosinas. Nos relamíamos y no sabíamos cual elegir.  

                                                      

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Pero también ahora sabemos que el racionalismo arquitectónico no fue una corriente uniforme y que no se instaló en la cultura occidental de una forma inmediata. Incluso que ni siquiera fue bien aceptada en sus principios por la mayoría de los potenciales usuarios. Su penetración en el gusto del público fue lenta, discontinua y con distintas velocidades según las circunstancias. Paradójicamente, así son a veces estas cosas.

A pesar de ello, el racionalismo aún consiguió ser el estilo hegemónico durante las décadas siguientes a la Segunda Guerra Mundial. Y en los años ochenta todavía se construían gran número de edificios con este lenguaje y, de forma más o menos ortodoxa, en distintas partes del mundo especialmente en los países emergentes que llegaban con retraso a esta modernidad.

Pero también era evidente que esta arquitectura resultaba allí estereotipada y descontextualizada. Su aparente internacionalidad no resultaba tal y más se parecía a un trasplante, ad hoc, de tipologías occidentales a países con tradiciones culturales distintas y, casi siempre, con un especial descuido y desatención a sus condiciones propias geográficas, culturales y sociales. El racionalismo, a pesar de su pretendida internacionalidad, con su negación de la historia y la tradición, hacia aguas.

No es casualidad pues que, en nuestros últimos años de estudios, nos fuera llegando el eco de algunas posiciones contestatarias a lo que representaba esta arquitectura racionalista y al Movimiento Moderno en su conjunto. 

Rudolf Wittkower, en su magnífico libro “Architectural Principles in the Age of Humanisme“ (1939), y casi sin proponérselo, sembró la primeras semillas de la duda. Su discípulo Collin Rowe en otros dos artículos magistrales, " The Matematics of the Ideal Villa : Palladio and Le Corbusier compared" (1947) y "Mannerism and Modern Architectutre" (1950), observó y demostró las analogías existentes y simultaneas entre los temas fundamentales de la arquitectura del clasicismo y los de esta nueva modernidad a la que llegó a calificar como vulgar y farsante,  desmontando en sus investigaciones la existencia de esta teoría de  “tabla rasa” y  “negación de la historia” de la que tanto se ufanaban sus mentores.

Posteriormente las críticas posiciones a este racionalismo de, entre otros, Aldo RossiRobert Venturi y de Reyner Banham tampoco nos fueron indiferentes. También se habían producidos otros acontecimientos (todos casualmente en 1956, como señala Luigi Prestinenza) de los que teníamos algunas noticias y que, por otros caminos, comenzaban a mover los cimientos del espíritu racionalista : la aparición de los primeros artistas pop como Jasper Johns y Robert Rauschenberg la exposición en Inglaterra de la muestra “This is Tomorrow” , con  la particular propuesta del Grupo 2 capitaneada por Richard Hamilton  y, en Dubrovnik y promovida por el  Team 10, la definitiva disolución del C.I.A.M., último bastión espiritual de esta denominada arquitectura racional moderna.


 JASPER JOHNS: LA APARICION DEL POP-ART
 


ROBERT RAUSCHEMBERG: HACIA EL EXPRESIONISMO ABSTRACTO

                              
   
      EXPOSICION "THIS IS TOMORROW". GALERIA WITECHAPEL. LONDRES. 1956.
                               
                                                   

     ROBBY EL ROBOT EN LA EXPOSICION "THIS IS TOMORROW"    
                                     

Era evidente que algo empezaba nuevamente a cambiar. Pero, aún así, la mayoría de los estudiantes nos limitábamos a engullir directamente las teorías de unos y otros antagonistas sin llegar a digerir muy críticamente sus contenidos y, en mayor manera, a copiar todo lo que se nos ponía a tiro de impresora. Eran tiempos estudiantiles de ósmosis indiscriminada y, con todo, nuestro fervor por la arquitectura racionalista continuaba intacto.

¿Que le sucedía a nuestra amada arquitectura racionalista?.¿Se cumplía su etapa, como una más, en las continuas evoluciones de la historiografia arquitectónica?. ¿Su dogmatismo le impedía acomodarse a situaciones distintas o incluso contrapuestas?. O tal vez desfallecía, confiada,  por tantos años de éxito acumulado?.

Finalmente, cuando terminando los estudios y a punto de salir a la fría realidad de la calle, supimos que Charles Jenks se había permitido el proclamar, sarcástica y públicamente, la muerte"oficial" de la arquitectura racionalista, jactándose incluso de poder fechar exactamente su defunción ( las 15:32 horas del 15 de Julio de 1972 cuando fueron demolidos los edificios Pruitt-Igoe en Saint Louis, E.E.U.U., diseñados por Minoru Yamasaki), a muchos se  nos cayeron, en un plis-play, todos los palos del sombrajo teórico y proyectual que tanto nos había costado conformar durante los años anteriores.

El propio Philip Johnson,, en 1996, en su penúltimo cambio estilístico de chaqueta y tendiendo puentes hacia los posmodernismos emergentes confesó que : “nuestra así llamada arquitectura moderna era demasiado antigua, glacial y llana”.


 EL DIA QUE MURIO LA ARQUITECTURA RACIONALISTA MODERNA SEGUN CHARLES JENKS :   DEMOLICION DE LOS EDIFICIO PRUITT-IGOE (SAINT LOUIS -15:32 h.- 15/ Julio / 1972)


La arquitectura racionalista parecía pasar definitivamente a mejor vida y nosotros, pillados a contrapié en el lío de los disparatados “posmoderns”, quedamos un poco huérfanos e intentando encontrar la luz entre tanta tiniebla.

Y en eso estábamos por aquellos tiempos. Algunos todavía no se han recuperado de ello.

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Nota.- Al terminar este artículo, y releerlo, me doy cuenta que ni siquiera he comentado realmente cuales son los principios en los que se basa la arquitectura racionalista. Ni lo que representa La Carta de Atenas o tantos otros documentos de teoría arquitectónica que sustentan este movimiento. Tampoco los motivos de su "ascenso y caída" me parecen expuestos de forma muy académica y, mas bien, en forma un poco nebulosa. Pero lo dejo así. Tanto unos como otros se pueden encontrar en infinidad de libros, enlaces y publicaciones con mayor profundidad y rigor. 

Y si, finalmente, lo que solo se transluce de estas líneas son sensaciones en un claro registro emocional, más propias de nostálgicos y diletantes, pues también lo dejo así y hasta lo doy hasta por bien empleado. Es lo que nos sucede, a menudo, cuando hablamos de una arquitectura que nos subyuga y a la que amamos.




 


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