APUNTES PARA UNA ARQUITECTURA AUSENTE

APUNTES PARA UNA ARQUITECTURA AUSENTE



Impenitente : Adjetivo. Que persevera en un hábito.
Ausente : Nombre común. Aplicado a personas o cosas. De lo que se ignora si vive todavía o donde está



"Un artista verdadero es alguien que está preocupado por muy pocas cosas."
Aldo Rossi


"No habrá otro edificio"
Louis Kahn


viernes, 24 de agosto de 2012

BANCOS MALOS Y ARQUITECTURAS BUENAS



Cuando yo era pequeño mi madre, al regañarme, además de darme una palmada cariñosa en el culo me decía : ¡ eres muy malo, malo, malo.....!

Después de tantos años leo en la prensa, y desconcertado, que ahora también hay bancos "malos". Pero no veo quien les da la palmada en el culo. Presiento que, de rebote, nos la dan en el nuestro.

Los bancos "malos" como ya sabemos, a pesar de tanta maniquea propaganda, son un puro eufemismo tanto en su denominación como en su función. Y un ejercicio alucinante y cínico con el que nuestros banqueros y políticos emplean descaradamente el léxico y prostituyen los términos para marearnos : que si "activos tóxicos", que si "contaminados", que si el "default y el "cashflow", que si la "prima"... (y  próximamente, hasta la hermana).

Toda una retahíla de pedantes memeces para decir lo que no se quiere decir y todos sabemos : que esto se ha puesto muy mal y que la culpa es de ellos.
Los bancos "malos", según me explica mi primo el ilustrado, son una sociedades públicas que gestionan mayormente "activos tóxicos" (activos tóxicos = casas invendibles y otras meteduras de pata que nadie sabe que hacer con ellas).

El banco malo sobrevive mediante una inyección de liquidez publica (liquidez pública = pasta que de momento ponemos todos) y que se supone que se recuperará a medida que el banco malo se vaya desprendiendo de estos "activos tóxicos". O sea, que el banco malo se queda, entre otras cosas, con todos los edificios basura de otros bancos para sanear las cuentas de esas entidades ahora rescatadas (rescatadas = que si no, van a palmar). Con este truco de malabarismo los bancos pillados no pasarán a ser entidades zombis y evitaran el default (default = que ha palmado).

En España se prevé que el banco "malo" necesitará unos diez años para liquidar toda la quincallería inmobiliaria existente.


BancoTocomocho. © Picsearcch

A esta vergonzante manipulación ya se le ha etiquetado, según los países, con nuevos eufemismos. En USA se le llamó TARP (Programa de Alivio de Activos Problemáticos). En Irlanda se ha denominado  NAMA (Agencia Nacional de Manejo de Activos). En España, aunque ya existe el conocido FROB, cuando escribo estas lineas, todavía no se conoce como se le llamará al nuevo engendro. Están en ello. Yo propongo que se llame TPGE (Tomadura de Pelo a Gran Escala).

Y como todo esto de los bancos malos, los defaults, los activos tóxicos y sus primas y hermanas ya cansa un poco, además de ser una repampinfla para tenernos entretenidos, vamos a lo que nos interesa, o sea, a la arquitectura. Y al hilo de lo dicho, a la arquitectura de la buena y de la mala.

Mi tesis, al respecto, es el siguiente : que el banco "malo" puede dejarnos, por pura carambola, solamente la arquitectura "buena".
 
Y me explico. 

En este país, y por mucho que se empeñen algunas revistas especializadas en vendernos lo contrario, además de muy buena arquitectura, durante los últimos años también ha habido algo de bazofia inmobiliaria. Yo diría que bastante. Los colegas más cultos e incontaminados (que por cierto son los que mayoritariamente han mamado de las ubres oficiales y colaborado, también, a esta ruina con sus disparatados dispendios y megalomanías) dirán que esa bazofia no es arquitectura. Tienen mucha razón. Pero no es menos cierto que el Matacabrillas Futbol Club es, al fin y al cabo, un equipo de fútbol pese a quien pese, y como dijo aquel, todos tenemos madre. Es lo que ha habido y lo que hay, y aun peor, lo que  la gente  ha entendido por arquitectura.
  
¿Como se ha llegado hasta aquí?. Fácil. En este país no se han requerido, desde siempre, muchos conocimientos para ser promotor inmobiliario. Al calorcillo del dinero rápido en tiempos de bonanza los promotores se han centuplicado como moscas. A los arquitectos y aparejadores se nos pedía, al menos, una carrera, algunos años de hambre y mucha suerte en la lidia. A los constructores, el poner los ladrillos rectos y no escaquear mucho. Pero para ser promotor bastaba con solo decirlo, creérselo, y trabajarse a algún que otro director de banco (al final  ha sido al revés, los bancos trabajándose a los promotores).

Conclusión : promotores apareciendo como churros : el carnicero que había hecho dinerito, el industrial con negro a mover, algún espabilado vendedor de pisos y hasta el tonto de mi primo eran, de la noche a la mañana, promotores. El mercado inundado de promotores. Y los bancos "desinteresadamente" regalando dinero como caramelos. Toma el dinero y corre era el lema. Una carrera sin fin a la que también se apuntaron bastantes arquitectos con la boquita pequeña y, por supuesto, las grandes, medianas y pequeñas promotoras de toda la vida. O te subías o perdías el tren.

En este escenario, con el único axioma de rentabilidad máxima y mínimo coste, es cuando se ha mostrado la peor cara de nuestra arquitectura : apartamentos-ratoneras en la costa, hoteles en lugares imposibles, V.P.O. de cartón y arquitecturas urbanas horteras. Al final entre todos la matamos y ella sólita se murió. Poca de la buena y mucho de la mala.


 Arquitecturas malas © Assael

Pero todo en esta vida tiene solución. Tras consultar con un colega ilustrado, propongo crear una entidad para gestionar específicamente esta "arquitectura mala". No hablo de impagados, de hipotecas, de las supremes esas y otras zarandajas económicas. Para eso ya están los banqueros que se lo han montado con lo de los bancos malos y que, seguro, al final saldrán hasta ganando (en USA ya ha pasado). 

De lo que yo hablo es de que, aprovechando la coyuntura, se cree un "banco de arquitectura mala" y se meta allí toda la bazofia arquitectónica nacional existente para, paulatinamente, proceder a su clasificación y a su gestión ordenada (gestión ordenada = hacerla desaparecer = kaput)
.
La tarea parece inmensa e incluso utópica, dirán algunos. Pero yo añado aun más para que sea totalmente eficaz: sus gestores deberán olvidarse de cualquier escrúpulo y el pulso no les ha de temblar. Este edificio fuera, ese también, aquel por supuesto. Como jugar al monopoly pero a lo bestia. Destrucción masiva de tanto disparate edilicio. Como dicen los militares : "campo de tiro despejado".

Además, así mataremos dos pájaros de un tiro: nos quitaremos la basura edilicia y habrá otra vez  trabajo para todos.

Hasta tengo pensado dos posibles nombres para nuestro banco de arquitectura "mala": el LPAI (Lazareto de Purgación para Arquitecturas Inadecuadas) o, si prefiere en plan más nazi, la SFACI (Solución Final para la Arquitectura de Calidad Inferior).

Yo me apunto y compro acciones el primer día.
   
Que al menos la patada en nuestro culo no lo sea solo por los bancos malos ; que lo sea también por nuestra porción de insulsa y mala arquitectura. Y el que se resista a ello que recuerde porque su madre le palmeteaba cariñosamente el trasero : porque, en el fondo, le quería mucho.



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