El Arquitecto Impenitente : "OS MAESTROS". LOS CAMINOS REENCONTRADOS DE LA ARQUITECTUTRA PORTUGUESA.

sábado, 28 de enero de 2012

"OS MAESTROS". LOS CAMINOS REENCONTRADOS DE LA ARQUITECTUTRA PORTUGUESA.

Oporto, siendo la segunda ciudad de Portugal, no deja de ser un entresijo de calles que suben y bajan entre un cúmulo de edificios agónicos y perdidos. Y sus pedanías cercanas resultan ser pequeños pueblos anónimos y de menor carácter. En toda esta área solo dos elementos añaden la peculiaridad a la zona: el Duero y el Océano Atlántico.

Por ello a uno le sorprende, gratamente, el hecho de que en esta pequeña y olvidada zona se concentre, en la actualidad, la densidad más elevada de obras maestras de arquitectura por metro cuadrado de territorio existente.

Resulta inaudito que en este país, y en particular en esta ciudad y en sus aledaños, donde la orfandad de medios es patente, y donde solo se aprecian los frutos de una herencia dormida y cansada tras los años pasados de prosperidad y pujanza, aparezcan entre los barrios degradados y los inmuebles en ruinas, un rosario de edificios de incomparable calidad.

Y aun resulta más inquietante que Siza y Souto de Moura, dos premios Priztker, y Fernando Távora, patriarca y mentor de ambos hasta su fallecimiento en el 2005, residan y tengan su estudios profesionales, en la misma ciudad y en el mismo edificio.

Toda esta conjunción es tan notable que incluso ha propiciado un conocimiento arquitectónico de primer nivel en el personal autóctono, de forma que hay que andarse con mucho cuidado. Tras cualquier nativo se esconde un experto en arquitectura moderna. El camarero del barecillo más modesto, el taxista, o el conserje del hotel te hablan de Távora, de Siza, de Providenza, o de Cristina Guedes como si se trataran de unos primos cercano, o de los amigos con los que acaban de tomar una copa. Y desde luego, sus obras se las conocen al dedillo.

¿Cual es la causa de tan especiales circunstancias?. ¿Como es posible este cónclave arquitectónico en un espacio tan relativamente reducido?.

Aunque no se encuentra fácilmente la respuesta exacta, tal vez sea debido a que en esta abandonada región ha florecido, últimamente, una cantera de arquitectos que han retomado los caminos de una arquitectura que parecía perdida y difusa, la proveniente de las vanguardias racionalistas pretéritas, y que no han vacilado en su particular desarrollo y recorrido al margen de otras veleidades y caprichos.

Piscinas en Leça. Siza Viera
© Pablo J. Lopez.2011.

Torre del Burgo. Souto de Moura

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El arquitecto impenitente recuerda como a los críticos agoreros de turno no les faltó tiempo, a finales del siglo XX, para enterrar el racionalismo y los enunciados del Movimiento Moderno, proclamando a los cuatro vientos que ya estábamos en el "after Modern Architecture". Y recuerda también como, perpicazmente, indicó Paolo Portoghesi (que no es sospechoso en la defensa del movimiento racionalista) el que a falta de soporte teórico mejor, los mismos que ya difundían su muerte, eran incapaces de renombrarse con señas de identidad propias y solo pudieron llamarse a si mismos "posmoderrnos".

Huérfanos de contenido real los post-modernismos, los brutalismos, los descontructivismos,"lo nuevo es lo bueno" y "el todo vale", no es de extrañar que estos patrones hayan propiciado,en los últimos treinta años y en los lugares más corrompidos culturalmente, el envilecimiento de gran parte de la arquitectura actual.

El arquitecto impenitente recuerda también como estos exégetas del Movimiento Moderno contrapusieron al lema "la forma sigue a la función" la expresión: "la forma sigue al fracaso" ("Form follows Fiasco", según acuñó irónicamente P. Blake en 1974). Esta etiqueta de "Postmodernismo" se propagó con mayor celeridad tras la aparición del conocido libro "Post Modern Architecture", de Charles Jenks, e hizo estragos en las mentes menos formadas. Pero su espíritu puramente formalista, con una recuperación banal de las formas pseudo-clasicas y su traducción en un puro decorativismo solo condujo a auténticos disparates y el que la sociedad haya perdido por la arquitectura el interés que siempre le reconoció, percibiendo a los arquitectos como unos chiflados arrogantes.

Solo Louis I. Khan, algunos de sus discípulos y Aalto como permanente "outsider", vislumbraron y mostraron las trayectorias a recorrer desde la herencia del Movimiento Moderno : aquellas que reconciliaba los principios de la Carta de Atenas con la recuperación de la idea humanística de la ciudad, con la memoria colectiva local, y con la historia

El arquitecto impenitente constata, finalmente, como se han ido olvidando estas enseñanzas y como todos los "ismos" posteriores no han sabido recuperar estas lagunas. Carentes de otros soportes teóricos de mayor fuste, simplemente se han transformado en estilos efímeros que han ido muriendo por inanición y cansancio.

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Pero Dios existe. En la franja portuguesa, junto al Atlántico, vuelve a aparecer la sensatez, la magia y el arte. "Os maestros" y sus discípulos portuenses han retomado el camino perdido, y sin temores ni complejos, lo están recorriendo brillantemente.

Este conjunto de arquitectos, que no quieren llamarse siquiera "Escuela de Oporto", han ido recogiendo en un acto de ósmosis, lento pero eficaz, el legado y el genio de los pioneros de la vanguardia de los CIAM y la herencia racionalista portuguesa, marcada por el grupo ODAM (Organiçao do Arquitectos Modernos) en los años cincuenta, aderezadando todo ello con el poso del conocimiento de la historia y la madurez conceptual de la reflexión sobre el hombre y los espacios de la ciudad, transmutandola sutilmente con las peculiaridades de un localismo regional, de manera que han devenido en unas señas de proyectar y de aproximarse a la arquitectura reconocidas ahora internacionalmente.

Es casi inagotable la cantera de arquitectos que la ciudad esta produciendo constantemente : la figura veterana y patriarcal de Fernando Távora, las relevantes y reconocidas de Alvaro Siza y Souto de Moura y las de tantos otros : Cristina Guedes, Fernando Viera de Campos, Adalberto Dias, Fernando Gonçalves, Paulo Providenza, Paulo Freitas, Francisco Soares, Virginio Moutinho, Arménio Losa, Botehlo Dias, Alberto Neves, Antonio Menéres, Alcino Soutinho.......

Cafe Ar de Rio. Cristina Guedes y F. Viera de Campo
© Pablo J. Lopez.2011.

Con matices personales en sus lenguajes propios, y distintas sutilidades, estos arquitectos portuenses se relacionan en una comunidad doméstica de conocimientos y complicidades en donde prima ante todo la condición portuguesa y el carácter regional, es decir, una cierta marginalidad y un cuidado desinterés por lo foráneo.

Despertados del letargo cultural y político de la etapa inmediata anterior portuguesa, no se han abalanzado sobre las vanguardias anteriores de forma frívola y alocada, ni se han deslumbrado por las luces de candilejas de las arquitecturas del star-sistem.

Su desconfianza, natural de la gentes de la región atlántica, hace que se asomen, cautamente al exterior sin contaminaciones previas, de forma que su mirada ha podido analizar y concentrarse en la esencia de la razón arquitectónica moderna y "robar" de los CIAM y del ODAM, a la manera de los colonizadores portugueses de antaño, los valores que realmente les interesan y complementándolos
con la aplicación de sus raíces vernáculas.

Boa Nova. Siza Viera
© Pablo J. Lopez.2011.

Este peculiar localismo, desarrollado ya en su ultima etapa por el ODAM, y transmitido por Távora, no corresponde a la evocación romántica y casposa de antaño. Es un localismo referenciado al lugar en su forma superior, (el topos que proviene la materia prima del hecho arquitectónico como indicó Arnau Amo). Conecta también con la teoría alternativa del "regionalismo critico" que Kenett Framtom indicaba. Busca los fundamentos que confieren cualidad a la obra en la coherencia de las construcciones populares en la topografía, en su adecuación al clima, en el aprovechamiento visual del entorno. En definitiva, la recuperación de los fundamentos culturales y los mitos locales que condujeron a una acumulación de pautas adecuadas para el encaje de la arquitectura en unos territorios determinados.

En esta primera etapa los arquitectos portuenses proyectan casi al dictado, como de memoria, sobre lo "raptado".

En las últimas obras sobrevuela ya una sobrecogedora economía moral e ideológica propia, una transformación fundamental y madura compartida lentamente en sus conversaciones privadas, y en su relación a veces fraternal de jóvenes con mayores, transmitiéndose sus conocimientos y sabidurías y rehaciendo, sin estruendos y sin alharacas, el camino perdido en otras latitudes.

Esta arquitectura portuense moderna rechaza la adopción acrítica de los modelos más banales del Estilo Internacional e inicia un proceso de humanización mediante la consideración y revalorización de la cultura vernácula, la historia y el paisaje. Estos condicionantes han cristalizados en una arquitectura contemporánea, incluso nacional, en la que se suma la voluntad modernizadora de la arquitectura del país y la puesta en valor de la cultura regional como vía humanizadora del purismo lecorbusierano.

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Tres son los arquitectos que han cohesionado esta corriente : Fernando Távora, Alberto Siza, y Eduardo Souto de Moura.

Torre da Se. Fenando Tavora
© Pablo J. Lopez.2011.

Távora representa el enlace con los CIAM. Miembro y fundador, en 1947, del grupo ODAM, junto a otros 36 arquitectos entre los que sobresalen Mario Bonito, Fernando de Campos, Ricardo Gil Da Costa, Eduardo Matos, Fernando Joao Euricos, Fernando Limpo de Faria, y tantos otros más..., y cuyos trabajos fijan las fases iniciales del racionalismo portugués El grupo emprende la tarea de realizar una verdadera arquitectura portuguesa moderna en medio de la sequía autoritaria.

El propio ODAM se decanta paulatinamente mediante un procedimiento proyectual, en el que la tradición vernácula y el entorno se depura de lo superfluo mediante esquemas funcionalistas y progresistas, propios del Movimiento Moderno, para llegar a la abstracción y a la Modernidad.

Su cercanía ideológica con el neorrealismo italiano hace que se caracterice por su actitud moral ante el hombre-ciudadano-morador y con la visión humilde del arquitecto como pieza anónima que busca la felicidad de las personas, en la línea de Bruno Zévi o Rogers. Este carácter afable es lo que se quiere dejar traslucir en la exposición y análisis de su obra honesta y alejada de la excesiva belleza, perfección de la que hasta rehuye conscientemente.

Távora logra que las ideas del Movimiento Moderno europeo arraiguen entre los universitarios de la ciudad, y se convierte en conductor de los reconocidos arquitectos portuenses.

Siza Viera proyecta sin apriorismos aunque su preocupación es también la respuesta a cada realidad. Su relación con el organicismo nórdico de Alvar Aalto y Utzon, el racionalismo holandés de Oud, los principios de la Neue Sachlichkeit, con Le Corbusier y con el mismo Wright, son evidentes.

Apartamentos La Enseanada. Siza Viera

Su cuidado en la textura y calidad de los materiales, el acabado artesano y un alto sentido poético inunda su obra de plenitud y sosiego. La ¨hipersensibilidad topográfica¨ con la que trata sus proyectos es realmente notable. Las fuerzas del paisaje y, su estructura, son las bases de donde nacen sus proyectos.

Nuevamente la idea de lugar, transmitida por Tavora y el ODAM, se convierte en su fuerza generadora y, como en Aalto, sus proyectos surgen como respuestas concisas a las exigencias del "sitio". Aparecen como recintos acotados y no como objetos impuestos. Como el maestro filandes, asume la necesidad de construir conforme a las exigencias y posibilidades de cada momento, adaptándose a ellas.

Fundación Serralves. Siza Viera

Para el arquitecto impenitente, resulta evidente que la obra de Siza se distancia algo, sobre todo en su segunda época, del enraizamiento cultural que pretende analizar. Sin embargo también piensa que la filosofía de Távora y del ODAM, difícilmente, podría haber generado una escuela sólida y diferenciada sin la personalidad concluyente de Siza.

Eduardo Souto de Moura empieza su camino colaborando con Siza para dejar pronto el ser su alumno aventajado y, desde su propio estudio en 1980, convertirse en uno de los arquitectos más reconocidos de su generación.

Su linea se enmarca en el máximo interés por el minimalismo, influenciado sin duda por Donald Judd.

Su concepción de las vivienda unifamiliar, siempre diáfana, son ya sus señas de identidad así como el cuidado que pone en adaptar (de nuevo el localismo común con sus mentores) la construcción al lugar en el que se halla.

Su conexión con Mies Van der Rohe es evidente, y al igual que éste, ha sido uno de los recuperadores de los patios interiores, a los que dota de muy sutiles transparencias Su lectura y aplicación del estudio real de las especialidades constructivas relacionadas con cada lugar, la extracción austera de su esencia volumétrica y tectónica, la persecución de la fiabilidad de los materiales y su brillo, son las constantes de su trabajo. Propone el uso riguroso de los materiales (fábricas y mampostería de piedra, paños de vidrio, hormigón, madera y acero), pero con un punto extremo de sutileza y de cuidada ejecución.

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Junto a estas tres "maestros", al arquitecto impenitente le impresiona la variedad de matices y las lecciones que se sobreponen caprichosamente en las obras, tanto de ellos, como en la de sus discipulos, y que va admirando : la valentía de Fernando Tavora en su Torre da Sé, y su forma de entablar y componer los zurzidos urbanos de la ciudad; el trabajo del mismo Alvaro Siza en las piscinas de Leça o la Casa de Boa Nova, retomando el legado de Aalto. La sobriedad en el manejo de materiales de la Torre de Burgo, o el Housing Blok de Souto de Mora, donde sobrevuela la sombra de Van de Rohe. El minimalismo, a rajatabla y sin concesiones, de Cristina Guedes y Francisco Viera de Campos, en sus mágicos bares y restaurantes junto al Duero, o la limpieza y claridad de Providenza en su Centro de Salud de Vila do Conde; la madura sutilidad de la Casas Branças de Adalberto Dias...

Todo un mosaico de riqueza arquitectónica el de este caso portugués y, en particular el de la "Escuela de Oporto", que ha posibilitado un proceso de relectura del regionalismo, desde lo particular, conectándolo sabiamente con las raices racionalistas primigenias perdidas durante los últimos tiempos..

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Los caminos de la arquitectura son también inescrutables. En Oporto se ha producido el milagro. Al dejar la ciudad, uno lo hace reconciliado con la arquitectura y, ¿como no?, un poco también con la vida.