Este es un magnifico ejemplo de rehabilitación en un edificio singular y representa una de las joyas del modernismo valenciano. El edificio fue concebido y realizado por el arquitecto Francisco Mora Berenguer entre los años 1914 y 1916. Se configura como un espacio abierto y se organiza con una cubierta metálica que acomete a dos fachadas, de gran escala, de fábrica de ladrillo.
© Pablo J. Lopez.2012. |
© Pablo J. Lopez.2012 |
© Pablo J. Lopez.2012 |
Se organiza en tres naves, la central de mayor altura que las dos laterales, rematándose estas mediante unos voladizos de 6 metros.
La estructura metálica consta de pilares de fundición y cerchas con uniones roblonadas.
La estructura metálica consta de pilares de fundición y cerchas con uniones roblonadas.
Rodeando todo el mercado se presenta una verja de hierro y piedra de muy cuidado diseño.
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© Pablo J. Lopez.2012. |
Este espacio está declarado como BIC (Bien de Interés Cultural).
El mercado fue restaurado totalmente por los arquitectos Francisco Taberner y Luis López Silgo en 1997. Los trabajos terminaron en el año 2003.
El trabajo de restauración representa un ejercicio minucioso y sistemático de puesta en valor del edificio, así como de recuperación y estudio de los distintos oficios, algunos en fase de extinción, de la obra original.
© Pablo J. Lopez.2012. |
Extinguido el uso propiamente de mercado, en la rehabilitación se introdujeron, en primer sótano, una bella planta comercial, y tres plantas de aparcamiento. La galería que se abre a doble altura, e invita a su paseo desde la planta baja de acceso. Los antiguos puestos de venta, de la planta baja, han sido sustituidos por locales de venta de flores, cafeterías, restaurantes etc., y la calidez y magnificencia del espacio general hace que su nuevo uso haya sido aceptado plenamente por la ciudad y convirtiéndose en un espacio de referencia.
La rehabilitación recibió el premio Europa Nostra.
© Pablo J. Lopez.2011. |
La modélica rehabilitación efectuada muestra como es posible recuperar y actualizar espacios que parecían condenados a desaparecer por simple inanición y como, adecuándolos con maestría a nuevos usos, pueden rescatarse y servir de nuevo a la ciudad.
Por cortesía de Luis Lopez Silgo, se adjunta una acuarela original de Francisco Mora.
Afortunadamente, esto es lo que hay.
Afortunadamente, esto es lo que hay.
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