Giorgio Grassi (Milan 1935) es un tipo duro. A pesar de su escuálida presencia física, sus fundamentos y sus teorías sobre la arquitectura no ceden ni un ápice al capricho o a la anécdota.
Cuando la "tendenza" italiana surge en los años setenta, capitaneada por Aldo Rossi, Giorgio Grassi es el genuino representante de su ala más pura y radical. Es un teórico consciente de que la única relación real de la arquitectura con sus trabajos debe ser mediante la participación social y el estudio de la historia.
En la
Escuela de Arquitectura de Valencia, a finales de los setenta, Grassi era uno
de nuestros campeones. Tal vez porque independientemente de su teoría, algunas veces impenetrable, la obra finalmente se plasmaba en esquemas muy
sencillos y claros. Era, desde nuestra ignorancia, muy fácil de copiar.
¿Pero que es lo que Giorgio Grassi nos quiso transmitir?. En los años de estudiantes claramente lo ignorábamos porque la profundidad de sus textos nos sobrepasaban. Aun hoy en día, dudo que muchos arquitectos la entiendan.
Grassi se basa en la historia y en el arquetipo de los usos en el sentido más amplio. Desde una profunda reflexión reduce la problemática proyectual a una variable : el tipo. El tipo como fundamento de todo su análisis. El tipo como solución y antivirus a dilaciones o incertidumbres. Apoyado firmemente en la tradición rural milanesa, su conceptualismo va mas allá de tópicos. Su principal libro "La Construcción Lógica de la Arquitectura " nos retrotrae a los elementos universales que crean la ciudad : la calle, el patio, la plaza. A ello añádasé una comprensión rigurosa de la historia y se empezara a vislumbrar cuales son sus tésis.
¿Pero que es lo que Giorgio Grassi nos quiso transmitir?. En los años de estudiantes claramente lo ignorábamos porque la profundidad de sus textos nos sobrepasaban. Aun hoy en día, dudo que muchos arquitectos la entiendan.
Grassi se basa en la historia y en el arquetipo de los usos en el sentido más amplio. Desde una profunda reflexión reduce la problemática proyectual a una variable : el tipo. El tipo como fundamento de todo su análisis. El tipo como solución y antivirus a dilaciones o incertidumbres. Apoyado firmemente en la tradición rural milanesa, su conceptualismo va mas allá de tópicos. Su principal libro "La Construcción Lógica de la Arquitectura " nos retrotrae a los elementos universales que crean la ciudad : la calle, el patio, la plaza. A ello añádasé una comprensión rigurosa de la historia y se empezara a vislumbrar cuales son sus tésis.
Como señala Agostino Renna : "al igual que los propios libros que continuamos releyendo y en los
que cada vez descubrimos un nuevo valor, así volvemos a unas pocas
arquitecturas que refuerzan y sirven nuestro estar en el mundo. Los pocos y esenciales proyectos de Grassi están entre ellos y nos ayudan a superar el
cansancio de las teorizaciones, que nada nos explican, para acercarnos a la
autenticidad de la realidad."
Es
verdad que las composiciones formales de Grassi son de
difícil digestión para algunos. Su repetición de huecos en los alzados, la rigidez de sus distribuciones y sus implantaciones en los entornos
disuaden, a priori, de cualquier alabanza. Pero a mi me subyugan. Algo
tienen de ancestral, de perenne, de atávico. Y sus secciones y perspectivas
son atrayentes y enigmáticas. Su propuesta para la Unidad Residencial de Puorta
Nova o en Chieti asi lo expresa :
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En el proyecto de Restauración del Castillo de Abbiategraso (1970), tal vez uno de sus proyectos más emblemáticos, Grassi intenta responder a la pregunta de : "cual es la razón y el significado de un edificio civil, al tiempo de instaurar una relación con la arquitectura de la historia y, de modo más general, con el proceso de construcción de la ciudad en el tiempo".
En esta
reconstrucción el "núcleo evocativo" que define el carácter principal
de todo el proyecto, y a partir del cual se diseñan las otras
partes, es el gran patio porticado construido en piedra, con una precisa y
declarada tipología, que transciende a este y convierte al Castillo en
rotula principal que articula toda la ciudad. Su aspecto
más importante no consiste en la invención formal, sino en
"evocar adecuación" a la arquitectura histórica.
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En la
Residencia de Estudiantes de Chieti (1976), Grassi se plantea el problema
de lo no construido y como afecta esto a la idea de ciudad. Dado lo insignificante del entorno el conjunto
cerrado de la residencia se abre a una calle porticada propia.
El Movimiento Moderno tendió a destruir la calle, como tipo arquitectónico definido, atendiendo principalmente a aspectos funcionales y de uso en relación con las cuestiones del verde urbano. Esto ha provocado la disposición de volúmenes en el espacio disponible polivalente y, en los ejemplos vulgarizados, la indeterminación de tantos barrios populares. A ello opone Grassi el tipo de calle porticada en toda su extensión. Y aunque el elemento funcional es indispensable, resulta secundario, mientras que la realidad de la calle consiste en que es un elemento de arquitectura de la ciudad. Su propio carácter de lugar público la convierte en arquitectura por excelencia.
En el concurso para el Palacio del Gobierno Regional de Triestre (1974), Grassi implanta como solución un simple cuerpo dando a la Vía Bocaccio con una serie de patios, abiertos al mar, y colocados en un basamento sobre la vía arbolada.
Estos patios son totalmente accesibles y se sitúan sobre la cota de la calle a través de una vía peatonal longitudinal porticada que constituye también el acceso principal al conjunto del edificio. El tipo usado de "peine" es un esquema distributivo muy eficaz cuando, como es el caso, es posible separar las funciones.
Pero más allá de la motivación funcional de este esquema, el edificio pretende poner en primer plano el papel que esta opción tipológica asume respecto de una serie de cuestiones formales (topógráficas, urbanísticas, etc.) que propone la ciudad con extrema precisión a la Arquitectura.
En su propuesta para la Escuela Elemental de Bergoro (1977) el tipo es muy sencillo. Una edificación de dos bloques paralelos, que conforman una calle interior, como prolongación del eje de recorrido peatonal dispuesto de norte a sur que une las dos cancelas que dan acceso al edificio por las dos calles existentes.
Con todo, Grassi es también un arquitecto polémico. Su intervención en la Restauración del Teatro Romano de Sagunto (Valencia), politizada en extremo, aun es tema de controversias y sentencias judiciales. Pero a Grassi esto no le importa. Sabe que las situaciones coyunturales del momento no empañan el profundo sentido del "restauro" que imprime en sus obras. Transportados a cuestiones legales, impregnadas de la mas infame incultura arquitectónica, sus detractores en esta obra sobrepasan los limites del catetismo en el sentido mas amplio.
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