APUNTES PARA UNA ARQUITECTURA AUSENTE

APUNTES PARA UNA ARQUITECTURA AUSENTE



Impenitente : Adjetivo. Que persevera en un hábito.
Ausente : Nombre común. Aplicado a personas o cosas. De lo que se ignora si vive todavía o donde está



"Un artista verdadero es alguien que está preocupado por muy pocas cosas."
Aldo Rossi


"No habrá otro edificio"
Louis Kahn


viernes, 13 de marzo de 2020

¿LOS ARQUITECTOS DE VALENCIA SON MACHISTAS?. (TENGAN TITULO Y ESTEN COLEGIADOS, O NO) .


Para comenzar, y deshacer el primer posible entuerto, diré que no me refiero solo al título de arquitecto. Me refiero también al de machista. Y así, me reafirmo en lo enunciado arriba.

Y todo esto en relación a lo acaecido en el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia donde, recientemente, se ha celebrado una “charla-tertulia” sobre la situación actual y las reivindicaciones de nuestras colegas arquitectas. Según reza el texto de la invitación : “ la mujer arquitecta sera la protagonista del encuentro…“. La sesión era al albur del Día Internacional de la Mujer 2020 y de esta serie de eventos con que los colectivos que se sienten oprimido nos torpedean periódicamente.

La charla-tertulia se celebró en la sala de exposiciones del CTAV. Y en primer lugar cabe felicitar a quien corresponda, ¿arquitecta?, por la magnifica ambientación escénica conseguida con tan sutiles y mínimos medios : cintas moradas de papel pegadas a los paramentos de la sala que cimbreaban y bailaban al compás del aire acondicionado y del efluvio reinante. Y en cada una de las cintas, grafiado sobriamente, el nombre de cada compañera colegiada. Unas ochocientas cintas al parecer. Magnifico espectáculo. Su va-y-ven nos envolvía y recordaba su presencia durante la charla-tertulia. Casi imposible conseguir tanto con tan poco.

La ponente de esta charla-tertulia encargada nos sumergió, a continuación, en un océano de estadísticas, cuadros, organigramas, comentarios y muy variada documentación sobre el tema en cuestión. Junto con la sagaz moderadora, y la franca charla del público asistente, navegamos por los procelosos mares de la difícil conciliación de nuestras arquitectas locales en el ámbito trabajo-familia, en la perversa relación jerárquica, aun existente al parecer, entre arquitectos-arquitectas y en las discriminaciones de género que nuestras colegas sufren aun en ciertas y momificadas administraciones y entidades. También, en los insospechados casos de las parejas, sentimentales o no, que ejercen al alimón la arquitectura (¿entendí que casi el 50 % de la arquitectas eran pareja sentimental con un arquitecto?).

Todo un rosario de situaciones ciertamente sorprendentes a estas alturas del tercer milenio que, es obvio, aun suceden y que nuestras arquitectas nos exponían conocedoras de su cotidiana realidad. Circunstancias que no dejaban en buen lugar tanto a sus compañeros, pareja o no, a los distintos estamentos e instituciones, e incluso, a los que pasábamos por allí.

En este variado caleidoscopio de tan diversas situaciones profesionales-personales, y para que nadie se llevara a engaño, si se advertía una común salvedad : nuestras colegas, a mi parecer, no estaban derrotadas ni mucho menos suplicantes; tal vez un poco dolidas, pero todas las allí presentes con las pilas bien puestas y la moral muy alta.

Hasta aquí, pues, lo normal (¿..?) dentro de lo que se espera en una charla-tertulia de reivindicación de género, y en este caso, con la singular cualificación profesional y cultural de las personas que intervinieron. Y además, me pareció, con justa razón en casi todo lo descrito y denunciado.

Pero lo realmente sorprendente, lo que chirriaba exponencialmente, y lo que producía cierta desazón fue el descompensado índice porcentual de asistentes de uno y otro género que concurrieron a la cita. De las aproximadas cincuenta personas presentes en la charla-tertulia solo apenas se contabilizaban seis o siete del ramo masculino (incluidos, naturalmente, el Decano, el Presidente del Colegio Territorial, los miembros varones de las Junta y uno o dos deambulantes que estaban por allí). El resto del espectro varonil colegial era la nada. El casi cero.