La Escuela de Stuttgart representa una de las
corrientes mas tradicionalistas de la arquitectura alemana durante el primer
tercio del siglo XX. En los años de entre guerras era muy conocida tanto en Alemania
como fuera de sus fronteras. Su gran prestigio se sustentaba en las
figuras preeminentes de Theodor Fischer, mentor y padre espiritual de
la misma, y en la triada conformada por los profesores Paul Bonatz, y sus
directos discípulos Paul Schmitthenner y Heinz Wetzel. Tambien cabe citar, como
participes importantes de este movimiento, a Wilhelm Tiedje, Martin Elsaesser y Hugo Keuerleber.
Después de 1945 se puede hablar también de una segunda escuela de
Stuttgart representada por la generación de Richard Döcker, Rolf Gutbrod, Rolf Gutbier y Ludwig Schweizer .
La escuela de Stuttgart rechazaba los historicismos aunque defendía un
estilo de construcción clásico y conservador. Sus principios propugnaban que la
forma del edificio debía resultar de la propia construcción, de la naturaleza
del material y de la apropiada manera del trabajo basada en las tradiciones.
Paul Bonatz
(Solgne 1877- Stuttgart 1956) estudió arquitectura en la Universidad Técnica de
Munich y en la Universidad Técnica de Berlín-Charlottenburg. Coetáneo de Tessenow, colaboró
con Theodor Fischer en
sus trabajos y sucediendole en la cátedra de Proyectos y Urbanística de la
Universidad de Stuttgart.
Su relación
política con el nacional-socialismo podría describirse como un peligroso equilibrio entre la sutil adaptación y la resistencia, pues aunque nunca se unió al partido nazi (en realidad solo había pertenecido
brevemente al SPD) el régimen siempre trató de usarlo como referencia de élite cultural y aprovecharse de sus
reconocidas cualidades profesionales y de su gran prestigio, si bien,
nunca lo consideró políticamente fiable.
Cuando Bonatz criticó abiertamente la propuesta para la renovación de
la Königsplatz en Berlin proyectada por Paul Troost, a la
sazón factotum de la arquitectura nazi y del que fue asesor artístico, y posteriormente también descalificó la arquitectura monumental y megalómana de
la Cancilleria del Nuevo Reich, proyectada por el ascendente y mimado arquitecto del aparato nazi, Albert Speer, calificándola como "claramente
inadecuada”, fue perseguido e investigado por la Gestapo y acusado de ser
claramente hostil al régimen gubernamental por su defensa de los judíos.