APUNTES PARA UNA ARQUITECTURA AUSENTE

APUNTES PARA UNA ARQUITECTURA AUSENTE



Impenitente : Adjetivo. Que persevera en un hábito.
Ausente : Nombre común. Aplicado a personas o cosas. De lo que se ignora si vive todavía o donde está



"Un artista verdadero es alguien que está preocupado por muy pocas cosas."
Aldo Rossi


"No habrá otro edificio"
Louis Kahn


viernes, 5 de julio de 2013

ARQUITECTURA MILITAR EN ESPAÑA Y LAS MEMORIAS DEL SARGENTO ARQUITECTILLO.




1.- ARQUITECTURA MILITAR EN ESPAÑA.

Es conocida la respuesta de Clemenceau a la pregunta de un periodista respecto de ciertos aspectos absurdos de la justicia militar. El político contestó : “La justicia militar es a la justicia, lo que la música militar es a la música”.

O sea, nada.

Modestamente, me permito extrapolar el concepto y decir algo similar respecto de la arquitectura militar nacional. Quien más y quien menos, ahora tal vez menos por la objeción y esas cosas, que haya tenido contacto y vivencias con esta arquitectura muy posiblemente secundará mi opinión.

Lo cierto es que los recintos e instalaciones militares de los últimos cincuenta años se proyectan y se construyen utilizando los mismos y ridículos criterios usados en los remotos tiempos de maricastaña, y en los que la cuestión principal de sus trazas es establecer y justificar el rango y la jerarquía de sus moradores y de sus dependencias. Y todo ello, bajo el lustre de la más rancia arquitectura que solo trasluce el anhelante sentimiento de los perdidos y pretéritos poderes.


CIM Cartagena. © P.Exposito


Salvo ciertas excepciones, en edificios muy representativos en centros urbanos con cierto interés histórico, que se han rescatado y rehabilitado, en las instalaciones militares del día a día y en las de uso corriente para el soldadito común, no aparecen variaciones especiales a destacar de las ya eternamente conocidas, es decir, vallado con vulgares torretas de aspecto medieval revestidas con falsa piedra aturronada, caseta de guardia modelo V.P.O, triste y desangelado erial-explanada de paradas y desfiles, lánguido caminitos de pavonazo con secos jardines de bordillos de irregulares piedras pintadas en blanco, etc., etc. Y, también, siempre, el edificio principal, mamotreto-casón de planta rectangular, con patio de armas central, generalmente inscrito en el mejor casticismo.

Y todo ello con la casposa pátina de ese ladrillo de color entre rojizo y amarillento paja, con las cubiertas de tejas árabes de cemento anaranjadas y con los ásperos paramentos exteriores revocados a la tirolesa.

En este patrimonio edilicio militar, más parecido al heredero de las construcciones del "Plan Nacional de Poblados y de Viviendas Baratas" de los años cuarenta, la única explicación que encuentro, a toda esta medianía organizativa y formal, es que esté pensada más para el conveniente control y vigilancia del propio personal interno que para la defensa ante los hipotéticos ataques de un enemigo exterior, amen del constante inmovilismo y pereza mental de su personal regente y aunque la excusa obligada sean los periódicos recortes presupuestarios y la perenne escasez de medios.


Cuartel Manzanares.© L. Perez 


Cuartel  Cartagena. © A.Garcia

Cuartel Fuencarral.©  M. Nuñez



Cuartel Guadalajara.© Archivo militar
                       

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En cierta ocasión participé (como simple ayudante) en los prolegómenos y estudios iniciales para la construcción de un edificio militar.  Esta vez era una casa cuartel para la Benemérita Guardia Civil.

Los parámetros y las soluciones formales a manejar estaban tan tasadas y reglamentadas que el arquitecto proyectista jefe, investido como "arquitecto militar", apenas tenia nada que aportar. En realidad no hacia falta siquiera "un arquitecto militar" sino solo un espabilado "delineante militar" que dibujara, otra vez, lo mil veces repetido.

Cuando, al final de todos aquellos estudios, el proyecto quedó frustrado por los habituales recortes económicos, recordé otras "actuaciones arquitectónicas militares" precedentes, y más modestas, en las que si pude intervenir con un papel más principal. 

Fue naturalmente, en mi servicio militar allá por los años ochenta, y que ahora rememoro:


2.- MEMORIAS DEL SARGENTO ARQUITECTILLO.

El periplo militar de los universitarios de mis tiempos se hacía en la modalidad denominada I.M.E.C. (no se si aun existe) y consistía en hacer la mili a plazos, es decir, tres meses el primer año, tres meses el segundo y otros seis meses más en el tercero. Se suponía que esta paternal condescendencia de la autoridad militar al colectivo estudiantil permitiría que nuestros estudios no fueran interrumpidos por el deber de servir a la patria, aunque casi nunca, el resultado final era así.

Tras el primer periodo, como soldado común en el Campamento de Instrucción y el siguiente como Aspirante a Oficial o a Suboficial en la Academia Militar, accedías a un semestre final llamado de "practicas con mando en tropa" y con la honra de portar algún galoncillo, que en mi caso, y tras la evaluación por la autoridad competente de mi escaso interés militar, fue solo de vulgar sargento. A otros más  predispuestos a las artes militares, o mas inteligentes, podía caerle la estrellita de alférez.

Y como todo aquello iba de pura rechifla (a nuestra costa, claro) los pardillos suboficiales que a cualquier Compañía llegaban para pasar el semestre de mando en tropa eran, no sin sorna, consultados por el alto mando militar allí existente, y en "casos extremos", sobre aspectos vagamente afines a sus estudios e independientemente del curso académico en que se estuviera o de los mayores o menores conocimientos propios en las materias de su carrera universitaria. Así, al estudiante de derecho, se le exponía alguna cuestión jurídica y al estudiante de medicina se le confiaba el elemental cuidado de la salud de la tropa en cuanto a la dispensación de aspirinas.

En el cuartel donde yo pase estos meses, los que veníamos de arquitectura eramos bautizados, por el resto de la oficialidad, con el rutilante nombre de "sargentos arquitectillos" y en esta condición se nos designaba para las más variadas tareas de todo aquello que pudiera sonar a construcción o ladrillo como las imposibles reparaciones de las baldosas (militares) del patio de armas, la supervisión del cambio de una bajante (militar) y otras chapuzas así.

También te podían encomendar, como le sucedió a mi amigo Paco, así mismo sargento arquitectillo en aquellos tránsitos, la realización de unos absurdos planos de plantas y secciones, con cotas y demás parafernalia, de imaginarios pozos para minas en profundidad y que, realmente allí nadie entendía. Los medios de trabajo disponibles eran unos carpetovetónicos tiralíneas, que ya debieron ser usados en la guerra del Riff, cartabones y escuadras metálicas con manifiestos signos de oxidación y como mesa de dibujo un tablero de madera abatible sujeto a la pared mediante dos herrumbrosas bisagras y que, inexplicablemente, estaba en un rincón en la sala de banderas.

Aun así, para los sargentos arquitectillos todo aquello era un poco chollo porque mientras uno se dedicaba a estas tareas, con gran esfuerzo y precisión, gozaba de inmunidad especial para no pegar ni chapa en otras cuestiónes militares.

Pero lo más de lo más era cuando, por azares de la fortuna, uno era solicitado para una cuestión de lo que se denominaba, según la mentalidad cuartelera y no exenta de mala leche, como "de alta arquitectura y diseño". Se podía pasar, entonces, de las chapuzas de las bajantes y baldosas militares a otras responsabilidades artísticas de mayor enjundia y a cuestiones de creación en donde, uno pensaba, que podría meter de rondón algo de morcilla personal.

Y esto fue con lo qué, como sargento arquitectillo, fui agraciado. Bueno, me tocó a mí porque en verdad solo eramos dos los sargentos arquitectillos en todo el Batallón y Paco seguía ocupado con los planos de las minas en profundidad.

Tras el primer contacto con el capitán, para recibir el encargo "de alta arquitectura y diseño", resultó que la tarea era la construcción de unos simples bancos de madera para la sala de tropa.

Y, en realidad, tampoco era un obra artística de nueva creación sino la continuación de la labor empezada por algún otro sargento arquitectillo precedente e inacabada por su reglamentario retorno a la vida civil.

Los bancos a diseñar eran humillantemente simples. No era posible ningún resquicio para el personal lucimiento. Su diseño consistía en una simple tabla rectangular, de madera de pino, atornillada a un armazón metálico de cuatro patas pintadas de negro. Ni Alvar Aalto hubiera podido tunear aquello. Eran de un minimalismo a tope y a la fuerza. 

En correspondencia, la autoestima de este sargento arquitectillo sufrió el normal bajón.

De los treinta bancos necesarios, mi antecesor había ejecutado solo ocho. Tras una primera estimación concluí que los veintidós restantes se podían realizar en no más de dos meses y, con el correspondiente PERT de tiempos en mano, así se lo comuniqué al Capitán, el cual, con una sonrisa y una palmadita en el hombro me dijo que perfecto y que adelante.

Como buen sargento arquitectillo, tras realizar el croquis pertinente con alzado, planta y sección y realizado el estado de mediciones de los materiales necesarios, puse en marcha el protocolo establecido oficialmente para la consecución de este objetivo militar.

Para su mayor comprensión y precisión transcribo fidedignamente los sucesivos partes del operativo y el informe final obligatorio presentado a la máxima autoridad del Regimiento, o sea, al Coronel.



REGIMIENTO XXV DE INGENIEROS. 
Región Sur
30/06/1982 
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Para  : Coronel Jefe Regimiento  XXV de Ingenieros.
de     : Sargento arquitectillo. Compañia de Zapadores. Batallón San Ignacio
Peticionario : Capitán Compañia Zapadores. Batallón San Ignacio
Objetivo militar : Diseño y ejecución de unidad de banco para sala de tropa.
Nº Objetivos militares previstos : 22 unidades.
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INFORME DE FASES REALIZADAS, OBJETIVOS ALCANZADOS Y CIRCUNSTANCIAS DE INTERES LOGISTICO

FASE 1º. ACOPIO MATERIALES

Protocolo efectuado :

1) Solicitud al Brigada encargado del parque de vehículos del Batallón (con dos días de antelación) de la necesidad de disponer de un medio de transporte ligero para la consecución de esta primera fase (compra del material). La cantidad de todo el material a comprar, estimada según el estado de Mediciones realizada por este sargento arquitectillo es de 228 Kg.

Nota .- Dado que no existen diferencias de carácter militar, ni particulares, entre el  Brigada responsable del parque de vehículos y este sargento arquitectillo, la disposición del vehículo ligero solicitado se ha podido obtener diligentemente  y en tiempo prudencial.

2) Desplazamiento mediante camión tipo Reo de 12.000 Kg de carga, conducido por soldado conductor, hasta  almacén de distribución y venta comercial de tablas de madera, situado en polígono industrial La Jarilla, para averiguar y obtener el mejor precio posible del total de las mencionadas tablas (de tres cm de espesor y 30 cm de ancho en longitudes  estandard de 3 metros).

3) Desplazamiento mediante camión tipo Reo de 12.000 Kg de carga, conducido por soldado conductor, hasta  almacén de distribución y venta comercial de perfiles metálicos situado en el Km. 3,2 de la carretera N-4, para averiguar y obtener el mejor precio posible del total de los mencionados perfiles metálicos (de cuadrado hueco 40x40 mm en longitudes estandard de 3 metros).
 
Nota 1.-  En esta primera fase del  objetivo militar que nos ocupa no ha habido suerte y no se ha podido retornar al cuartel con los dos precios exigidos en un único viaje, por necesidad de disposición del soldado conductor por otros mandos, de rango superior, para la dedicación de otras tareas militares, presumiblemente de mayor necesidad, y solo pudiendo disponerse del mismo soldado conductor (camión incluido) el primer y el cuarto día de la semana de esta etapa inicial.

Este periodo de espera el sargento arquitectillo lo transita en el bar de suboficiales como bien pueden atestiguar de ello el resto de compañeros de armas alli presentes y sujetos a tareas militares de menor relevancia.

Nota 2. - Según negociación de este sargento arquitectillo, la pintura necesaria para el armazón metálico (Titanlux color negro) y el barniz  (Valentine transparente) para el acabado de las  tablas de asiento, serán suministrados por el almacén de Intendencia de este Batallón. Se ha convenido, a cambio, renunciar a solicitar  una tienda de campaña, de las nuevas, en las próximas maniobras.

3) Retorno final a cuartel con los dos precios obtenidos para su presentación y aprobación verbal por el Comandante del Batallón (a quien corresponde esta aprobación al ser solicitada por el Capitán de Compañía y de menor rango). Por inexplicable descoordinación entre ambos mandos, el sargento arquitectillo debe realizar nueva exposición del cometido y del objetivo final militar al referido Comandante, con las consiguientes aclaraciones y sugerencias particulares de diseño por parte de esta autoridad militar que, afortunadamente y al parecer, en sus ratos de asueto tiene predisposición personal a temas de bricolaje.

4) Tras la aprobación verbal obtenida del Comandante del Batallón, y previa solicitud de vehículo ligero (con dos días de antelación) al Brigada responsable del parque de vehículos del Batallón, y para obtener los importes totales definitivos en forma documental de factura proforma, se produce nuevo desplazamiento por este sargento arquitectillo mediante camión tipo Reo de 12.000 Kg de carga,  conducido por soldado conductor, a los citados almacenes distribuidores y de venta de las tablas de madera y de los perfiles metálicos cuadrados huecos situados en las coordenadas ya referidas anteriormente.

5) Presentación de las facturas "proforma", emitidas por los distruidores, al Subteniente encargado de pagos. Nueva exposición del cometido final del objetivo militar pues el Subteniente encargado de pagos desconoce este objetivo tras nueva y extraña descoordinación entre mandos. Se queda a la espera de que dichas facturas "proforma" sean ahora aprobadas mediante rubrica del Comandante del Batallón (conocedor ya en este momento de todo el singular operativo). Este plazo para su firma se prolonga durante seis días, presumiblemente, por razones de ocupaciones militares de rango superior del Comandante del Batallón.

Nota.- Este nuevo periodo de espera el sargento arquitectillo lo transita en el bar de suboficiales como bien pueden atestiguar de ello el resto de compañeros de armas allí presentes y sujetos a otras tareas militares de menor relevancia.

6) Con las facturas "proformas", ya rubricadas por el Comandante, se entregan al sargento arquitectillo, por el Subteniente de pagos, los documentos denominados "vales" y correspondientes a los importes a satisfacer por la compra de material. Según se le informa a este sargento arquitectillo, y que advierte con buen criterio, este intercambio de vales es un acuerdo entre el cuartel y los proveedores para que ningún mando intermedio, o en este caso el sargento arquitectillo, sucumba ante tentaciones improcedentes por manejo de cantidades en metálico u otros documentos de pago (cheques o pagares), como al parecer, así se ha producido en desafortunadas experiencias anteriores.

7) Desplazamiento ultimo y definitivo, previa solicitud de vehículo ligero (con dos dias de antelación) ante el Brigada del parque de vehículos del Batallón, mediante camión tipo Reo de 12.000 Kg de carga, conducido por soldado conductor, a almacenes de distribución de tablas de madera y de perfil metálico cuadrado, situados en los puntos ya referidos para la compra y carga del material, y abono de este mediante los vales, recogiendo obligatoriamente la factura definitiva a entregar al Subteniente de pagos para su anotación en libro de caja del Batallón.

Nota 1.-  El total del tiempo empleado en esta primera fase de acopio de material para la consecución del objetivo militar ha resultado de 23 días, con manifiesta desviación del tiempo previsto. El importe total de la operación ha sido de de 43.560 pts., y el total de la carga trasportada de 228 Kg.

Nota 2.- Se hace observar, para posible corrección en otros operativos militares, el innecesario desfase entre la capacidad de carga del vehículo empleado (12.000 Kg) y la carga  real  transportada (228 Kg).

Nota 3 .- Del total del tiempo empleado en esta fase, 23 días, este sargento arquitectillo ha transitado dieciséis de ellos como tiempo de espera en el bar de suboficiales como bien pueden atestiguar de ello el resto de compañeros de armas allí presentes y sujetos a otras tareas militares de menor relevancia.


FASE 2ª . SELECCIÓN DE SOLDADOS ESPECIALISTAS PARA CONSECUCIÓN DE OBJETIVO MILITAR.

Criterio de selección :

Por el desconocimiento mayoritario entre la tropa de tareas especializadas de soldadura, solo se pudo seleccionar a un único soldado, que si bien no era soldador profesional dijo tener ligeros conocimientos al respecto por ser en su vida civil ayudante de fontanero en régimen de autónomo.

Para el corte, montado, barnizado y pintado de las tablas y perfiles de hierro la selección ha resultado más sencilla pues no se ha exigido, a los dos soldados finalmente seleccionados, ningún conocimiento especial al respecto.

Nota 1.- Para asegurar y espolear su dedicación al objetivo militar se les insinuó a estos tres soldados, que no aseguró, la concesión de un permiso extra de una semana a la finalización de los trabajos.

Nota 2.- (de carácter personal).- Tras estas dos fases organizativas, de un total 32 días de duración, se estuvo en disposición de comenzar operativamente el objetivo militar, trasladándose así al Capitán de la Compañía, quien correspondió a este sargento arquitectillo con nueva palmadita en el hombro y sonrisa.


FASE 3º. CONSECUCION Y EJECUCION MATERIAL DEL OBJETIVO MILITAR.
CIRCUNSTANCIAS ATENUANTES Y DE OTRO INTERES PARA LA SUPERIORIDAD.

Desde el momento de comienzo del operativo para la consecución y ejecución material del objetivo militar, y denominado Dia Cero de Comienzo de Montaje (DCCM), se sucedieron las circunstancias que a continuación se describen, ajenas a la voluntad de este sargento arquitectillo y que han dilatado el proceso de tiempos planeado en el PERT y organizado en su día con el consiguiente retraso de todo el operativo.

Estas circunstancias han sido:

1) Imposibilidad material, en los primeros días tras el DCCM, de la materialización del plan establecido de montaje y terminación del objetivo (un banco diario), dada la torpe interferencia entre los soldados seleccionados en los tiempos de corte y soldadura, así como para la espera del secado de pintura y del barnizado (aun reduciendo estas a una sola mano).

Tras nuevas pruebas de control de tiempos, el problema pareció subsanado, si bien se renunció al coeficiente de producción inicial (un banco diario) previsto.

2) Error demostrable, por parte del almacén de Intendencia, en el suministro del barniz adecuado y que en las dos primeras remesas resultaron ser botes de grasa parafinada, de similar color, que no textura, a la del barniz solicitado, no advirtiéndose esta circunstancia por el sargento arquitectillo hasta la revisión del tercer banco ejecutado.

Puesto que los soldados seleccionados siguen opinando, en la actualidad, que no encuentran donde está la diferencia entre la grasa y el barniz suministrado, y por tanto no apreciarse en ellos dolo manifiesto, no habido motivo de sanción alguna.

3)  Ausencia del soldado seleccionado para las soldaduras por necesidad de cumplimiento de una anterior promesa, efectuada al mismo, por el Teniente de la Compañia de Telecomunicaciones, y desconocida por este sargento arquitectillo, de un permiso extra de quince días a resultas de la consecución de un objetivo militar anterior consistente en reparación y lubricación del parque de aparatos radiorreceptores de la citada Compañía de Telecomunicaciones.

Como posible razón de esta ocultada y felón circunstancia, que no excusa, solo observar que las relaciones entre el mentado Teniente de la Compañia de Telecomunicaciones y este sargento arquitectillo no han sido demasiado fluidas desde un primer momento por razones particulares que no son del caso, si bien en ningún momento se ha producido por ello dejación alguna de funciones militares por ambas partes.

4) Ausencia, por permiso correspondiente y obligatorio por reglamento, de diez días en el periodo de Semana Santa de los dos soldados seleccionados para las tareas de corte y montaje.

5) Enfermedad por descomposición intestinal común, justificada mediante el correspondiente parte médico, de este sargento arquitectillo lo que le apartó durante tres días de sus tareas de supervisión del objetivo militar con la consiguiente relajación de los soldados seleccionados y el natural deficit de producción en el trabajo asignado.

6) Suspensión obligatoria de todo tipo de actividad en destinos del Cuartel, en dos periodos de tiempo alternos, debido a la maniobras anuales de todo el Batallón, una en las proximidades de El Rebollar (siete días) y otra en las cercanías de Jalance (quince días).

7) Ejercicios varios en el Cuartel de simulaciones de alarma y zafarranchos de combate nocturnos ante posible agresión por fuerzas extranjeras y/o de mayor capacidad tecnológica. Se han contabilizado en total siete simulaciones con el natural trastorno y falta de descanso del personal de tropa para la mayor atención de sus cometidos normales asignados.

8) Semana de total paralización de tareas militares por los tradicionales festejos de la festividad de San Ignacio,  patrón del Batallón.

9) Otras circunstancias, de difícil comprensión por este sargento arquitectillo, tales como las repetidas intrusiones y criticas denigrantes de los mandos intermedios de otras Compañías con claro interés de minar la moral de nuestros soldados seleccionados y propiciar así el retraso de este envidiado objetivo militar. 


RESUMEN Y RESULTADO FINAL DE  LA CONSECUCION DEL OBJETIVO MILITAR.

El resultado del objetivo militar, a juicio del Capitán de la Compañía, ha sido altamente satisfactorio.

Durante los CUATRO MESES dedicados a este objetivo se consiguieron montar y terminar, en perfecto estado de revista, la no despreciable cantidad de SEIS bancos de los VEINTIDOS previstos, dejando así el proceso abierto para su continuación por el siguiente sargento arquitectillo que sea asignado a este Batallón.

Nota personal.- La satisfacción moral y  personal de este sargento arquitectillo ha quedado ampliamente compensada a tenor de dos sucesos acontecidos tras la citada consecución, si bien parcial, del objetivo militar y que a continuación se describen.

Suceso 1ª .- La final y acostumbrada palmadita en el hombro y sonrisita por parte del Capitán a este sargento arquitectillo.

Suceso 2ª .- Por la particular circunstancia acaecida en el ultimo acto semanal de adoctrinamiento en la sala de tropa, consistente en la lectura de artículos del Reglamento Militar, y que en esa ocasión se realizó inaugurando los nuevos bancos. Tras su lectura, el Capitán suele tener a bien resaltar y remarcar lo fundamental de los citados artículos con acertados y convenientes comentarios de aclaración para mejor comprensión de los soldados. 

Pero en esta ocasión, terminada la habitual lectura por este sargento arquitectillo con la formalidad que corresponde y siendo los artículos referentes a la disposición, valores y actitud que un soldado debe tener respecto de sus obligaciones militares, se produjo un inusual y prolongado silencio por parte del Capitán, el cual, deambulando lentamente por la sala y con la vista fija en el suelo claramente parecía estar meditando los términos precisos de la arenga usual de finalización del acto. Dilatado silencio este que propició la natural atención y expectación por parte de la tropa.

Finalmente el Capitán, con voz bizarra y clara actitud de mando trasladó a los soldados las siguientes palabras : " Os voy a decir una cosa muy importante y fundamental.... y ojo con que a alguien se le olvide (máxima expectación)....... ¡ Al que pille poniendo las botas sobre el asiento de algún banco de los nuevos le meto un paquete que se va a enterar !. "

Sin nada más que informar, y quedando a las ordenes de Vtra. Vuecencia.

El Sargento Arquitectillo. Compañia Zapadores. Batallon San Ignacio.

                                                      
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Así fueron mis contactos con la arquitectura y el diseño militar, y aunque últimamente parece que la cosa ha cambiado un poco a mejor, en aquel entonces entendí cuanta razón tenia Clemenceau.

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