Creo que este blog no es
sospechoso de ambigüedad o titubeo respecto de las reivindicaciones de la
mujer en la sociedad actual. Y en particular, de sus retos
y desafíos en relación con la arquitectura.
Así que, reiterando lo dicho, sirvan ahora estas líneas para recordar a
otra arquitecta de gran talento que no ha sido valorada como debiera y que,
incluso hoy en día, es bastante desconocida para un buen número de las personas
que se mueven en los círculos de la arquitectura.
Me refiero a Marion Mahony
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MARION MAHONY |
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Cuando, en 1909, Frank Lloyd Wright abandonó a su mujer y a sus tres hijos fugándose a Europa con Mamah Borthwick Cheney, esposa de uno de sus clientes, dejó pendientes e inconclusos un buen número de los encargos que se estaban preparando en su oficina de Oak Park (que no cobrados por adelantado).
También, para la apasionada aventura transcontinental, Wright sableó pecuniariamente, hasta donde pudo, a los conocidos más próximos. Así era, por aquel entonces, nuestro Frank.
De este desaguisado profesional tuvo que hacerse cargo Herman Von Holst, colaborador de Wright en aquel entonces. Von Holst, a su vez, recurrió, suplicó y convenció finalmente a Marion Mahony para que le ayudara a terminar y a responder de los compromisos y de los trabajos pendientes. La misma Mahony, previamente, ya había rehusado de esta petición al mismo Wright.
En realidad, y dadas las circunstancias, era casi obligada y necesaria esta elección por Von Holst pues Marion Mahony había sido la primera empleada de Wright en su oficina de Oak Park y, durante los catorce años anteriores, su colaboradora más brillante (y única mujer).
Durante ese periodo, y de forma intermitente, Mahony ayudo al maestro americano en los proyectos de muchas de las viviendas, muebles, vidrieras y paneles decorativos que salieron de aquel mítico estudio de arquitectura. Y fueron, sin duda y sobre todo, los dibujos, las perspectivas y las acuarelas realizadas por Mahony las que establecieron la impronta personal del estilo de Wright y que tanto le valieron a este en su fulgurante fama inicial.
Mahony volvió, pues, de nuevo a trabajar en la firma pero con la condición de ostentar el control total de los diseños. En las casas realizadas en este periodo (con Wright ausente) se advierte como domina totalmente el lenguaje de las "prairies hauses". En ese puesto, proyectó varios de los encargos en ciernes y por los que Wright cosechó, indirectamente, también gran éxito.