APUNTES PARA UNA ARQUITECTURA AUSENTE

APUNTES PARA UNA ARQUITECTURA AUSENTE



Impenitente : Adjetivo. Que persevera en un hábito.
Ausente : Nombre común. Aplicado a personas o cosas. De lo que se ignora si vive todavía o donde está



"Un artista verdadero es alguien que está preocupado por muy pocas cosas."
Aldo Rossi


"No habrá otro edificio"
Louis Kahn


lunes, 15 de septiembre de 2014

ESCALERAS


Las escaleras son el cordón umbilical que unen plantas y desniveles. Pero aquellos que piensen que sirven solo para subir o bajar están equivocados. Si únicamente fuera por esto bastaría, en muchos casos, con un aséptico ascensor. Al igual que Louis Kahn preguntaba a los muros y a los pilares que querían ser, nosotros podemos también interrogar a las escaleras cual es su vocación. Porque las escaleras, con su indumentaria y atrezo, nos hablan de mucho más.



En la historiografia arquitectónica se han prodigado múltiples escaleras de infinitas formas y trazas. Escaleras monumentales, raquiticas, recargadas, mínimas, estilizadas, regordetas, altas, bajas, lineales, partidas, helicoidales, y de mil variedades más. Un compañero mio incluso dibujó, en la Escuela, una escalera imposible que no llevaba a ninguna parte y se estampaba contra un muro.

También hay escaleras sensuales que se nos abren, de par en par, y nos engullen en un abrazo. Y otras desmayadas, en puro hueso, que casi no pueden ni sostenernos y a las que hay que ayudar como un lazarillo. Las hay traicioneras, de dos o tres peldaños, en las que uno siempre tropieza. Y otras, al contrario, con tantos escalones que nos aturden y asfixian. También las hay tan complicadas que subirlas generan duda. Son aquellas en que el arquitecto ha rizado el rizo y en las que se echa de menos un buen piolet o un libro de instrucciones.




El subir o baja una escalera produce también otros efectos variados. Según la fisonomia del transeúnte se ascenderá por ellas con la gravedad de un notario o con la alegría de un niño.  Si la Ley de Rondelet es precisa (2 tabicas+1 huella = 64 cm) uno lo hará feliz, hasta silbando, y subiendo los escalones de dos en dos si es necesario. Y si Rondelet falla, o el descenso se pone difícil, se transitará con la tristeza de un desvalido. Si la escalera es monumental y de un blanco inmaculado, uno puede bajarla rutilantemente e incluso bailando, penacho de plumas incluido, como lo hacia Gingers Rogers en sus mejores películas. Y si es estrecha y lúgubre en su tránsito seremos presos de las más turbias sensaciones.




En muchas escaleras suelen haber descansillos. Son las paradas obligadas del trayecto en donde los pulmones se recuperan y el oxigeno corre nuevamente por las venas. También donde, usualmente, se suele maldecir a quien parió la escalera. Hasta hace poco los descansillos eran cuidados y mimados. Inclusos algunos tenían bancos, columnas y macetas con verdes akentias. Hoy no son más que la continuación de la misma escalera en donde le han hurtado los peldaños y su aspecto suele ser tan anodino y vulgar que es preferible no parar ni a descansar.



El peldaño y la barandilla son la ropa con que se acicala una escalera. Sus formas, lógicas o caprichosas, marcan su personalidad y la redimen de su voluntad puramente estática y funcional. Y es, a través del peldaño y su barandilla, como la  escalera se deja conocer. El deslizar la mano sobre un pasamanos de mármol pulido, de frío acero, o de fina madera, y el  posar el pie en una nítida huella de granito, o del más rustico barro, nos retrotrae al sentido táctil en la arquitectura. Es este un sentido que no es posible vivir en otras partes de un edificio pero que en las escaleras se produce de la forma más natural y nos permite entonces acariciarlas y sentirlas.



Cuando una escalera se desentiende de nosotros, y no nos convida a tomarla, el desasosiego al utilizarla es patente. Pero cuando el pasamanos se amolda a la mano y el escalón nos coje el paso, subir o bajar por ella es una delicia.

¡Que bien se transita por una escalera cuando esta nos quiere!



1 comentario:

  1. No sabia que las escaleras tuvieran tanto trasfondo en la construcción o decoración de interiores, pero ahora que lo mencionas creo que tienes toda la razón.

    DE hecho cuando era niño viviamos en una casa que tenía unas escaleras que tenían madera muy especiales ya que se podía ver entre los peldaños, así como las escaleras que has puesto en el artículo.

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