ARQUITECTURAS AL MARGEN. EL CUBISMO CHECO.

La arquitectura cubista es una de la arquitecturas marginadas por el Movimiento Moderno. Desde su aparición, en los primeros años del siglo XX, su orilleo tal vez se deba a que probablemente no sea una arquitectura en el sentido completo de la palabra. Tras los años de olvido, su repentino despertar actual y el interés que ahora suscita merece, al menos, una mínima reflexión sobre su contenido.

Algunos críticos indican que la relación entre el cubismo y esta arquitectura fue complicada porque, según estos, más que una arquitectura fue un ejercicio de aplicación de decorados cubistas a edificios de estilo neoclasicista. Sin embargo, en Praga, el grupo cubista checo allí conformado con las figuras principales de Josep Gocar, Josef Chochol, Vlastislav Hofman y Pavel Janak logró hacer algo de mayor interés que el solo tratar las fachadas con adornos prismáticos.

Con la aparición del cubismo en la pintura, a primeros del sigo XX, se rompieron los moldes que de la concepción de las artes se tenía durante los quinientos años anteriores. Su tirón, con Picasso  y Braque como próceres del movimiento, arrastró a las demás artes por un nuevo camino. El vendaval que supuso esta nueva forma de mirar las cosas no tenía precedentes. Las personas y las cosas ya no eran contempladas univocamente, sino desde una multitud de puntos de vista mediante secciones, cortes, frentes y fugas que se superponían en el ansia de definir, contemplar y explicar mejor el objeto. En las artes figurativas, e incluso en la literatura, el cubismo prendió el fuego de esta revolución y aún hoy, sus huellas y estertores se pueden observar en muchas alternativas que el arte actual propone.

 Picasso. Fàbrica d'Horta d'Ebre. 1909

Picasso. Autorretrto.1910

Pero en la arquitectura es peculiar que esta corriente solo fuera flor de un día y sin una progresión notable, tal como lo hicieron las otras vanguardias de la nueva arquitectura de principios de siglo. El funcionalismo de Le Corbusier y el racionalismo de Gropius y Mies, con su fuerza y potencia, ahogaron esta posibilidad. También es curioso que el hálito de lo que se ha denominado arquitectura cubista se produjera además en un entorno muy local y determinado, fundamentalmente en la República Checa  entre 1900 y 1914.

Ciertamente el campo parecía abonado. Finiquitado el Imperio austro-húngaro, la ciudad de Praga se convirtió paulatinamente en una capital que no tenia nada que envidiar, en el plano cultural y social, al resto de grandes ciudades europeas de aquel entonces, como las grandes urbes de París y Berlín. Por más, los productos manufacturados checos gozaban de un gran reconocimiento y admiración y una ola de bienestar y creciente riqueza recorría el país.

En este ambiente de vibrante modernidad y cultura fue donde prácticamente nació y murió el cubismo arquitectónico. Rotislav Svacha, teórico y estudioso del movimiento, lo tilda como el fruto más extraño del cubismo y aduce su aparición a la conjunciòn de la convivencia cultural multiétnica de alemanes, checos y judíos que sembró, así, el ambiente propicio para el nacimiento de este estilo, y a la fusión de las raíces locales de la arquitectura con el expresionismo alemán y con la nueva modernidad que surgía.

 

Los arquitectos del cubismo checo rechazaban la arquitectura demasiado utilitaria o materialista y aquella que no fuera capaz de transmitir "belleza espiritual". Por ello propugnaban una arquitectura más poética y expresiva que alcanzara tanto el dramatismo como la abstracción.

El resultado fue una arquitectura con registros trágicos y emotivos, sorprendentemente retroalimentada desde las tesis del Movimiento Moderno y del propio cubismo, y basada en geometrías sencillas y con volúmenes regulares, fundamentalmente piramidales, y en composiciones sujetas a las asimetrías, las transparencias, las penetraciones entre los mismos volúmenes básicos y en la percepción simultánea desde diferentes puntos de vista.

Pavel Janàk (Praga 1882 - Praga 1956) fue el arquitecto más teórico de sus congéneres y el que estableció las bases del estilo en su manifiesto "Prisma y Piramide". Arquitecto de la intelectualidad, fue sin duda el más radical. La casa Vojtëch o el palacio Adria son muestras de su plasticismo e ingenio, y en donde los almohadillados y las formas escultóricas más parecen obedecer a un caprichoso moldeado en plástico que a una respuesta del programa interior.

Palacio Adia. JanaK. 1912.

Casa Vojtech. Janak. 1922.

Josep Goçar (Semín 1880 - Jičín 1945) resultó el que, tal vez, puso la mayor ambición en sus trabajos y dejó su imaginación libre de todo prejuicio. La pirámide, de más de noventa metros de altura, de su propuesta para completar el Ayuntamiento de Praga fue todo un desafío físico que chocó con las mentes arraigadas todavía en los historicismos, lo que supuso el inicio de un debate sobre la misma arquitectura que nacía.

Goçar supo conjugar bien el nuevo lenguaje con las preexistencias existentes en el casco antiguo de la ciudad y, como ejemplo, sirva su diseño para completar los almacenes "De la Virgen Morena" donde rimó el duro diseño de la retícula de hormigón armado con un tejado abuhardillado, de nueva creación, que conjugaba perfectamente con la imagen de los edificios góticos de su entorno.

Almacenes De la Virgen Morena. Goçar. 1910. 

Almacenes De la Virgen Morena. Goçar. 1913.

Otro edificio, donde mostró su gran plasticidad, fue en el edificio para el Balneario de Bohdanec en el que, con su columnata de planta baja abierta hacia el parque y el resto de la composición similar a un esqueleto de pez, consigue un conjunto sorprendente y sofisticado.

Para el escritor Frantisec Langer,  Goçar era " señorialmente elegante y equilibrado ".

       Balneario de Bodhanec. Josep Goçar.1914.

Vlastislav Hofman (Jičín 1884 – Praga 1964) en cambio, se sintió atraído por la Edad Media y los ambientes orientales. Tal vez su obra más notable sea la reforma del cementerio de Dablice, donde el edificio del depósito de cadáveres con su planta zigzagueante y los dos kioskos de hormigón, situados en la entrada, confieren al conjunto un halo de trascendencia y perturbación. 

 Cementerio de Dablice. Hofman. 1924.

                      

Por ultimo, Josef Chochol (Písek 1880 - Praga 1956) investigó mayoritariamente en los edificios de viviendas. Su casa de vecindad de la calle Kevlanova, con fachadas plisadas similares a un acordeón  y su esbelto poste en la esquina recuerdan, en sí, un trozo de columna de la Baja Edad Media. Su casa Kovarovich con el mirador poligonal y la solución de verja sintoniza con el de las fortificaciones de la cercana ciudadela barroca de Viserad.

Edificio viviendas c/ Kevlanova. Chochol. 1914.

Casa Kovarovich.Chochol. 1922.

Los arquitectos cubistas checos también se dedicaron al diseño de objetos de mobiliario, telas, lamparas y joyas, donde el espíritu de esta corriente consiguió elemento de gran belleza y elegancia.

Papel estampado. Hofman.1910.

Silla. Hofman 1913.

Silla. Chochol. 1910.

 Silla. Janak. 1913.

Caja metalica. Hofman. 1914

      Lampara. Goçar. 1907.

Todo este movimiento fue engullido por la tempestad de la Gran Guerra y por la búsqueda de una arquitectura nacional. Las formas de aristas vivas fueron sustituidas por cilindros y círculos entrando en una fase más folclórica, ornamental y lírica, propiciando un nuevo cubismo al que se denominó "rondocubismo". Finalmente todo ello quedó en un estilo anacrónico que, después de la 1ª Guerra Mundial, fue barrido definitivamente por las nuevas vanguardias.

Paradojicamente, durante los últimos años los edificios cubistas checos se han convertido en objetos de culto, y las peregrinaciones turísticas, tanto para iniciados como para legos, son un aliciente más de visita al país y a su capital. Todo sea por el bien de la arquitectura.