Estudiar los cánones de la proporción y de los ritmos arquitectónicos, tendiendo los puentes que conducen desde las antiquísimas construcciones egipcias y griegas hasta el mismo Le Corbusier, transitando por el prerrománico, el gótico, el naturalismo nórdico o el protorracionalismo, puede parecer un laborioso y arriesgado ejercicio con doble salto mortal incluido. Y qué para montar este puzle se recurra, entre otros, a un sabio de Lemos, a Platon, a Pacioli o a Fibonacci y, además, que el gurú y guía de este recorrido sea un erudito y excéntrico diplomático rumano, hace que todo resulte aún más sorprendente.
Pues todo ello sucede cuando se lee a Matila Ghyka.
Si uno se sumerge en su dos libros fundamentales, "El Numero de Oro" y "Estética de la Proporciones en la Naturaleza y las Artes", a la caza de referencias sobre las geometrías y las proporciones históricas de la arquitectura pronto queda atrapado en un intrincado mundo de escuelas iniciáticas, doctrinas panteístas, teoremas, progresiones numéricas, pentágonos e icosaedros o en gremios y logias secretas que, desde tiempos remotos, se han ido sucediendo en la búsqueda de la Razón y de las Proporciones realmente supremas y universales.